En busca del misterio

En busca del misterio

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Al día 07/03/2021 13:32 Yohanan Díaz Vargas Actualizada 13:32
 

Llevamos más de un año encerrados, cumpliendo con las normativas sanitarias, tratando de frenar la pandemia del coronavirus y renunciando a uno de los mayores placeres de la vida: viajar. 

En mi caso, más que un placer, es una vocación, una manera de entender el mundo, porque para investigar, necesito recorrer los lugares que están preñados de misterios. 

Uno de los destinos estrella de la República mexicana para realizar un viaje con misterio es, sin duda, la Zona del Silencio. Considerada como uno de los siete lugares más enigmáticos del planeta, está ubicada en mitad del desierto y comprende un vasto territorio entre los estados de Chihuahua, Coahuila y Durango. 

Fue descubierta por el ingeniero de PEMEX, Harry de la Peña, en los sesentas. Mientras realizaba un trabajo para la compañía petrolera en las inmediaciones del llamado Cerro San Ignacio, el ingeniero se percató de que había áreas de este misterioso territorio en las que las ondas hertzianas no se comportan de manera natural, anulándose las comunicaciones que se hacen por radio.

Igualmente, se percató de que había rocas magnéticas que hacían que las brújulas no funcionaran correctamente, y todos estos fenómenos fueron dados a conocer por el periódico ‘El Siglo de Torreón’. 

En concreto, fue el periodista de este medio de información, Miguel Ángel Ruelas, quien bautizó al lugar como la Zona del Silencio, en una de las muchas entrevistas que mantuvo con el descubridor del misterio. 

Se piensa que estas anomalías de tipo electromagnético tendrían su origen en una ingente masa de hierro oculta en el subsuelo de este espacio, que estaría provocando los silencios radiofónicos y otros fenómenos igualmente impactantes. 

Por ejemplo, la caída de meteoritos, que se producen en este terreno con asombrosa asiduidad. Tampoco podemos obviar que es uno de los enclaves de la República mexicana en los que más avistamientos ovni se producen. 

Durante mis viajes a la Zona del Silencio he tenido la oportunidad de entrevistar a decenas de testigos que hablan de extrañas luces que se desplazan por el desierto como si fueran carros en mitad de la noche, cuando allí ni hay carros ni existen, de hecho, carreteras. 

Además, hablan de unos seres vestidos con túnicas blancas que se aparecen para ayudar a todos aquellos que se pierden en aquellas regiones desérticas. 

En ocasiones, explican los testigos, les indican la dirección que deben seguir para volver a la civilización; otras veces les entregan agua o, incluso, les ayudan a reparar los vehículos que se quedan varados en el desierto. 

También se dice que hay seres bajitos, como si fueran niños, que se dedican a recolectar muestras sobre el terreno. En estos meses de pandemia, en los que no he podido retomar mis investigaciones en la Zona del Silencio, me he dedicado a realizar labor de hemeroteca, rastreando información sobre este enigmático lugar en antiguos periódicos. 

Las sorpresas que me he llevado han sido mayúsculas, pues he descubierto que si bien desde México, en general, las autoridades ignoran este lugar tan fascinante, los norteamericanos, sin embargo, están muy al pendiente de todo lo que allí sucede y estarían, desde hace décadas, adquiriendo terrenos en la denominada Zona del Silencio. 

Si la pandemia sigue controlada, en octubre viajaré a ese lugar con la empresa Volíbolo, quien está organizando una nueva expedición, con todas las garantías de seguridad sanitarias, para desenterrar esos misterios.

Google News - Elgrafico

Comentarios