Hicimos el "delicioso" en su despacho

Hicimos el "delicioso" en su despacho

FOTO: Archivo / El Gráfico

Sexo 11/02/2021 16:46 Lulú Petite Actualizada 16:46
 

Querido diario: Hoy te voy a contar del boss. Del jefazo. Todos hemos conocido a alguien así ¿verdad? De esas personas que se les nota el poder y la seguridad.

Es uno de mis clientes más queridos y, claro, de esos poquísimos con los que se ha construido algo entre la amistad, la complicidad traviesa, el cariño y la lujuria. 

Es, desde luego y como todos los machos alfa, un semental. Cuando estamos en la cama, su virilidad es tan potente y sabrosa que no puedes evitar sucumbir a sus movimientos ni dejar de terminar en un charco de placer producido por intensos orgasmos.

Cuando voy a verle, siempre salgo cachonda y con ganas de comérmelo. Además, estamos algo así como conectados. 

La otra noche soñé con él. Estábamos en su despacho, afuera los ejecutivos, asistentes y secretarias hacían el trabajo de rutina; adentro, nosotros. Aislados de todo y de todos, en su oficina grande y cuidadosamente decorada.

Un hombre de leyes no sólo debe serlo, también parecerlo. Sus ojos eran lujuria encendida y se acercó a mí en una especie de baile seductor, para arrimar su sexo.

Sus manos se deslizaron por mis nalgas hasta mis mus-los. Me apretó contra su cuerpo y sentí su erección rozar mi entrepierna.

Fue sexo rápido, desesperado, me bajó la tanga, me subió el vestido y allí mismo, inclinada sobre su escritorio, me la metió hasta las entrañas viniéndose y haciéndome venir deliciosamente antes de despertar todavía con el corazón latiendo como un tambor desbocado.

Me llamó más tarde ese mismo día. —Te soñé —me dijo. —¿Cogimos rico? —le pregunté traviesa. —¡Claro! —contestó. Reímos. Te digo, estamos algo así como conectados.

Hasta el martes, Lulú Petite

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