Abogada retoma feminicidio de su hija en Quintana Roo
(Foto: Archivo El Gráfico)
Hacía diez años que la señora Vianca Labastida no ejercía el Derecho Penal. Lo dejó porque su hija le dijo que los casos en los que trabajaba la ponían en riesgo. Pero ahora Vianca trabaja en el caso más difícil de su vida: el feminicidio de su hija de 31 años.
El 21 de febrero de 2018, a Vianca Fernanda Moreno Labastida, la hallaron agonizando en el departamento que compartía con otra joven. Estaba en su habitación con una herida expuesta, provocada por una fractura craneoencefálica. Tenía la nariz rota, la frente y los ojos destrozados. La llevaron al hospital. Murió minutos después de ser ingresada.
A un año siete meses de su feminicidio, a la sommelier, entrenadora de crossfit y licenciada en Administración de Recursos Humanos, las autoridades de Quintana Roo no le han hecho justicia.
Vianca, la víctima, tenía cuatro años viviendo en Playa del Carmen, tras regresar de una estancia en España. Estudiaba en la Universidad Tecnológica de la Riviera Maya y trabajaba en una boutique. Tenía seis meses de dar entrenamiento de crossfit en el gimnasio donde conoció a su compañera de departamento, con quien se acababa de mudar.
Esa noche, alrededor de las diez, la madre recibió una llamada de la ‘roomate’ de su hija. Del otro lado del teléfono, la voz de la mujer de 38 años sonaba irreal, indiferente: “Es que le dieron un golpe a Vianquita en la nariz y le está saliendo mucha sangre. En el hospital no nos dejan pasar a verla porque sólo dejan entrar a familiares”. Vianca supo que su hija no estaba bien.
Trató de conseguir vuelo de Querétaro a Playa del Carmen y pidió a un familiar que fuera al hospital. Por la noche a Vianca le informaron que su hija estaba muerta.
MÁS DE UN AGRESOR
Sobre el feminicidio de Vianca no hay datos precisos: se sabe que no hubo un robo con violencia como dijeron autoridades, se sabe también que fue asesinada por más de una persona y que el golpe lateral que recibió lo hizo alguien a quien ella conocía.
Para la defensa del caso fue un triunfo cambiar la tipificación de homicidio a feminicidio porque peritos no recopilaron evidencias bajo perspectiva de género. De hecho, la familia de Vianca asevera que ni el exfiscal del estado, Miguel Ángel Pech, ni la extitular de la Fiscalía Especializada para Delitos contra la Mujer, Guadalupe Reyes, realizaron su trabajo acorde con las necesidades del caso.
La carpeta de investigación tuvo serias inconsistencias: no había una mecánica de hechos, la mecánica de lesiones estaba incompleta y el acta de defunción tenía errores garrafales como la fecha: “32 de febrero de 2018” y el lugar: “Querétaro, Estado de México”. La escena del crimen fue descuidada y días después del feminicidio, la persona con la que Vianca vivía sacó del departamento una maleta con objetos sobre los cuales la policía no indagó. Ninguna de las evidencias recopiladas en el primer año han servido para determinar qué sucedió esa noche y la nueva fiscalía a cargo de Oscar Montes de Oca ha tenido que empezar de cero en un proceso judicial que apenas va en etapa de investigación.
MURIÓ ASFIXIADA
La semana pasada dieron los nuevos resultados sobre mecánica de hechos que revelan que Vianca fue estrangulada y falleció por paro respiratorio. Estaba viva cuando le causaron el traumatismo craneo-encefálico, forcejeó y murió asfixiada. El próximo jueves el cuerpo de Vianca será exhumado para nueva necropsia. Para su mamá, esto significa reavivar el dolor que nunca se ha ido; para la defensa del caso, representa un avance: “Como madre y como abogada estoy iniciando otra vez el proceso que no hicieron hace un año tres meses y es algo muy fuerte”.