RELATOS PICANTES

El “godín” apurado que quería tener a Lulú Petite como el café, muy temprano y caliente

Le gusta comenzar el día con acción, de la que te estás imaginando 

El “godín” apurado que quería tener a Lulú Petite como el café, muy temprano y caliente

(Foto: Especial)

Sexo 18/04/2024 14:56 Lulú Petite Actualizada 14:56
 

Querido diario: Atendí una cita en un hotel de esos cuya principal clientela son quienes andan de visita en una ciudad por viaje de trabajo. Pasan allí una o dos noches, sin más expectativa que una estancia cómoda. 

No son mi lugar favorito para trabajar, pero tampoco los odio. Especialmente en los que puedes pasar a la habitación sin hacer escala en la aduana de recepción.

En uno de esos hoteles atendí a Germán. Es buen tipo. Llegó en la noche y me escribió pidiendo verlo en la mañana. Le gusta comenzar el día con sexo, dice que le da suerte. Eso sí, como depende de su agenda y tiene citas temprano, necesita que yo llegue a su habitación como el buen café: tempranito y bien caliente.

Yo llegué divina. Arregladita, con vestidito tipo viajera de oficina. Maquillada, peinada, perfumada, con la manicura impecable y lencería cachondísima. El descarado, en cambio, me recibió en pijama, con el almohadazo en la cabeza y la sonrisa pícara.

Cuando nos saludamos, noté que tenía el miembro bien parado. Parecía casa de campaña bajo la tela de franela. Las pijamas son traicioneras. Como no tienen cierre, el pito se le salió. 

Aproveché para agarrárselo y comencé a masturbarlo, mientras nos dábamos un beso. Me puse de rodillas, tomé un condón y se lo puse con la boca. Se la chupé así un rato. Nos desnudamos y nos metimos a la cama. 

De inmediato, comenzó a comerme el sexo con mis piernas sobre sus hombros. Estaba empapada cuando me abrió las piernas y entró en mí. Me hizo el amor riquísimo.

Después del amor, Germán pidió el desayuno al cuarto, luego se dio una ducha. Salió y se vistió. Lucía muy guapo de traje. Yo seguía desnuda y él ya tenía que irse. Me dio un beso, tomó sus cosas y dejó la habitación.

Me quedé en su cama. Pensé por un momento en darme una ducha, pero la cama estaba muy rica. Jalé la cobijita, cerré los ojitos, sonreí y me quedé dormidita. Ni modo. Eso pasa por madrugar.

Hasta el martes, Lulú Petite

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