En la Ciudad de México
El trabajo que dura 12 días al año en Xochimilco, en Día de la Candelaria
En vísperas del Día de la Candelaria, festividad religiosa que la Biblia describe como la presentación del niño Jesús ante el mundo y su luz salvadora
(Foto: Javier Ramírez, El Gráfico)
Una vez al año, durante 12 días, ellos visten y restauran la fe de las personas. Alíneados en decenas de locales que ofrecen a la vista un festín de colores vívidos, con un olor de siempre a nuevo, vendedores y restauradores disponen un cúmulo de ropa y artículos para vestidos de Niño Dios, y de las herramientas elementales para la reparación y renovación de dichas imágenes.
Aquí, en la tradicional romería que anualmente se ubica en la explanada de la nueva delegación Xochimilco, llegan centenares de personas en vísperas del Día de la Candelaria, para elegir una nueva indumentaria para sus santos, la única para los próximos 365 días.
(FOTOGRAFÍA: TRISTÁN VELÁZQUEZ)
Luis Daniel aún no se decide qué modelo va a querer este año, de lo único que está seguro es que tiene que adquirir uno. “Es una tradición, es como tú, hoy te vistes de una forma y mañana te vistes de otra. Yo creo que para ellos es importante vestirlos de diferente forma para darles una nueva ilustración. Nosotros lo tomamos de esta forma”, afirma emocionado.
De San Judas Tadeo, del Niño de las Palomas, del Niño de la Abundancia, de San Charbel, del Niño Doctor, son sólo algunos de los ropones que sus tres niños dioses han portado.
“Cada uno es especial. A ver si nos llevamos al más chiquito de chinelo, pero estamos viendo precios”, agrega.
Entre los pasillos de por sí coloridos, hay un negocio que resalta por sus destellos luminosos en la pared y en el techo, atendido por Leticia Gutiérrez Padilla, comerciante y costurera de no más de 50 años.
Ella se encargó de confeccionar las más de 100 diferentes indumentarias que aquí figuran. Hay de todos los colores, tamaños y precios, para los niños de cinco centímetros hasta los que miden más de medio metro. También tiene zapatos de diversos números, blancos y dorados.
Año con año, la propuesta cambia, pues las personas piden variado y los ajuares de Niñopa, Niño de la suerte, de los milagros, del trabajo, del Arcangel Gabriel y Miguel, se pelean el primer lugar.
“Luego nos piden hasta de la selección mexicana. Formamos parte de esta tradición aquí en Xochimilco, en la cual nosotros seguimos conservando el que la gente venga a vestir su niño Dios. Aquí puede encontrar muchas variedades. Los esperamos”, comenta mientras cose una tela.
Cuando la temporada de venta se termina, el trabajo continúa. Después de este viernes, Leticia volverá a casa para fabricar más vestidos y calzado para el 2019, unos cuatro o cinco por día, a la par de seguir como comerciante en épocas de San Valentín o Día de las Madres, para obtener ingresos y mantenerse.
Don José Asunción vive una historia similar, desde hace unos 20 años. Él, restaurador de imágenes religiosas, confiesa que más que por dinero, su trabajo de 12 días lo hace por amor.
Recuperar cada imagen y dejarla como nueva es todo un reto y una enorme responsabilidad, que requiere paciencia y materiales de la más alta calidad. Vivir en un barrio a 15 minutos le ha facilitado tener otros giros como vendedor o prestador de servicios de reparación en esta misma zona.
A la salida de esta romería, rumbo a los mercados, doña Norma espera a su familia que se quedó platicando con una conocida. En sus manos lleva dos figuras del bebé, de tamaño mediano y ataviados como 'Santo Niño de Atocha' y de la 'Misericordia', para lo cual gastó 500 pesos. Ambos permanecen envueltos en una bolsa de plástico transparente para que lleguen a su hogar impecables, dignos de ser los únicos protagonistas de la festividad religiosa que la Biblia describe como la presentación del niño Jesús ante el mundo y su luz salvadora, y que anuncia el fin de la Navidad.
(FOTOGRAFÍA: TRISTÁN VELÁZQUEZ)