Hace juguetes artesanales en Xochimilco, los vende y los exhibe en el Museo de Arte Popular
Nuestro oficio: Fabrica sueños de papel y madera
Alejandro decidió no solo aprender a hacer juguetes artesanales sino también a enseñar a hacerlos
Lo más importante de jugar es compartir. Por eso cuando Alejandro Camacho empezó a hacer sus primeros juguetes tradicionales, los regalaba a todos aquellos que quisieran soñar con ellos.
El primero que salió de sus manos fue un avión hecho de papel y madera, construido con las herramientas de su papá. Como carpintero, permitía que su hijo de 6 años desarrollara su imaginación a través de manuales para construir.
“Prefería mi propio mundo y mi mundo era un mundo de fantasía, un pedazo de arena me daba para construir una montaña, había alrededor hierbas y ya se convertía en una isla y era fácil hacer una cueva. Jugando se derrumbaba todo y había que empezar de nuevo”.
Nieto de un fabricante de canoas de madera, la creatividad de Alejandro se entretejió con su niñez. Como habitante del Barrio de Tlacoapa en Xochimilco, las opciones que los canales y las calles polveadas le ofrecían, poco a poco construyeron su ingenio. En Xochimilco, maderas como la del árbol de Tepozán eran las que los niños utilizaban para construir trompos y baleros o bien para colgar columpios improvisados.
“Vivíamos en una zona en donde la calle principal era la única con pavimento y en los callejones y cerradas como la mía, podías encontrar pedazos de cerámica prehispánica”.
Después de viajar a las comunidades y aprender la riqueza cultural del juguete en los distintos pueblos de México, Alejandro decidió no solo aprender a hacer juguetes artesanales sino también a enseñar a hacerlos. Antes de salir a vender a las calles su primera tanda de caballos montados con Reyes Magos, Alejandro recuerda que fue su mamá la primera clienta que le compró un caballo “para la suerte”.
Los juguetes que este hombre de 54 años fabrica desde hace 30 años son tradicionales, completamente hechos a mano y con material artesanal. Para las máscaras, muñecos, payasos, caballos y tigres utiliza la técnica de cartón de molde y para el “chintete”, un juguete indígena de Guerrero, la técnica de madera calada.
Junto con Miriam, su esposa, Alejandro tiene en el Barrio 18 de Xochimilco el taller de “La Lula, juguetes con tradición”, en donde construye caballos, trepadores y alebrijes que además de haber estado exhibidos en el Museo de Culturas Populares, han ido a dar la vuelta al Zócalo en el Desfile de Alebrijes Monumentales y a pasear a distintos países como Canadá, Chile y Colombia.
(Video: Tanya Guerrero)