Queda varada pareja que volcó su vehículo

Viven odisea en nevada del Ajusco

Habitantes de la zona aseguran que en décadas no habían visto nevar como ayer

(Foto: Archivo El Gráfico)

Al día 11/03/2016 09:25 Yara Silva Actualizada 09:25
 

Dolores y su esposo vivieron la noche más larga de todos sus inviernos. El viento amenazante y los tres grados menos cero, les acuchillaban la piel. Los altos árboles fueron su único refugio tras accidentarse en la carretera.

Pero ahí en las faldas del Ajusco, la helada de la madrugada castigó a la pareja. Era el rugir del aire congelante, lo que les recordaba que en la carretera Picacho-Ajusco, no se debe correr.

Lo olvidaron el miércoles a las 8:00 de la noche. A esa hora, el viento y llovizna, hicieron que la camioneta en la que descendían, derrapara y cayera hacia un barranco.

MIEDO A MORIR. Volcar fue el principio de una noche de tortura. Así llama ella, a la sensación del frío cortante y del pavor de morir prensado por un árbol.

Y es que en esa zona alta de la delegación Tlalpan, no había quien ayudara a Dolores y a su esposo.

Pasaron horas para que lograran liberarse de las bolsas de aire que los atrapaban dentro de la camioneta. Pasó más tiempo para escalar la barranca y alcanzar el borde de la carretera.

Dolores, no sabe cuánto tiempo tardaron en encontrar ayuda. No lo sabe porque el frío le entumió el cuerpo y el recuerdo.

INCOMUNICADOS. Es su esposo quien cuenta que intentaron llamar por teléfono celular, en una zona donde la señal es inexistente. Caminaron hacia la casa más cercana en busca de auxilio.

No lo hallaron porque la tormenta en el pueblo de Santo Tomás Ajusco, devoró la electricidad y la comunicación.

Así, incomunicados, regresaron al lugar del accidente a refugiarse dentro de la camioneta accidentada. Tal vez fue la ayuda de los habitantes del pueblo, la que envió a un par de policías a resguardar a la pareja.

El abrigo dentro de la patrulla terminó junto a la hora de cambio de turno. A las 4:00 de la madrugada, llegó el auxilio. Lento, dicen por que las condiciones de la carretera impedían que cualquier persona se acercara a las faldas de la sierra.

Al salir el sol, el aire calentó seis grados más. Dicen que nunca en sus 38 años como visitantes del Ajusco, habían padecido una helada semejante a la de ayer.

Así lo dicen también los habitantes de Santo Tomás Ajusco. Habían visto nevar en el pueblo de Tlalpan, pero nunca habían tenido la nieve en las puertas de sus casas.

Y no, dicen, “no era aguanieve, ni era granizo”. Era un sutil polvo blanco que con las horas, colmó los cerros del Ajusco.

Supieron por las noticias que ese frente frío era la consecuencia de una noche helada y de que uno que otro visitante, aprovechara el día de suspensión escolar para visitar el Ajusco.

(Foto: Archivo El Gráfico)

(Foto: Archivo El Gráfico)

 

 

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