Sepultan a bebé que cayó en una coladera
Con flores blancas, familiares despidieron a Leonardo en el panteón civil de Iztapalapa
(Foto: Hugo García, El Gráfico)
Miradas con ojos enrojecidos observaban cómo el féretro en que yacía el pequeño cuerpo de Leonardo Daniel era depositado en su última morada: una fosa en el panteón civil de Iztapalapa.
Antes, en el patio de la vivienda ubicada en la calle Privada Norte, en la colonia Agrícola Oriental, a unas cuadras de donde ocurrió la tragedia, no más de 20 familiares le daban el último adiós al niño de tan sólo cinco meses.
El pequeño ataúd estaba en medio de flores blancas.
Su abuelita Rocío, a quien Leonardo Daniel dio su última sonrisa al despedirse de ella antes de ocurrir el accidente, permaneció junto al ataúd durante las ocho horas en que fue velado.
No hubo juguetes sobre la pequeña caja blanca, sus familiares querían que todo pasara rápido. Que el pequeño Leonardo descansara, dijo Diana, su madre.
Ella explicó que el miércoles pasado, después de visitar a su mamá —con quien había desayunado—, se dirigió a su casa.
Cruzó la avenida Ignacio Zaragoza esquina con Canal de Río Churubusco, con el semáforo en rojo.
“Me pasé por la banqueta y cuando ya me iba a bajar vi que un carro iba a cruzar la calle y yo corrí más rápido para ganarle. Entonces, se me desvía la carriola de mi hijo porque era de tres llantas. Se me descontrola y estaba el hoyo de la coladera y mi hijo cae”, detalló Diana con lágrimas en los ojos.
Abel González Morales, papá del menor, aseguró que además de la coladera destapada, dicho cruce las personas lo tienen que pasar ‘toreando’ carros, pues muchos automovilistas ignoran la luz del semáforo.
A las 12:40 de la tarde, los familiares se congregaron alrededor del ataúd, para elevar una última plegaria y despedir a Leonardo. Era momento de llevarlo al cementerio.
“El cielo ha ganado un ángel”, “Descansa en paz Leonardo”, fueron las frases que familiares pintaron con tinta blanca en el cristal del microbús en el que se trasladarían al cementerio.
Leonardo fue sepultado. Hubo silencio. Lágrimas. Cuatro niños colocaron alrededor de la tumba decenas de flores blancas, eran los primos del pequeño, que así lo despedían.
Sus padres vivirán su duelo para después exigir a las autoridades que respondan “por su responsabilidad en la muerte de un ángel que ahora está en el cielo”.