MONTAÑAS DE OBJETOS QUEDAN EN LA CALLE
Caen recuerdos al tirar paredes de edificio, en la Narvarte
El sábado, trabajadores iniciaron con la demolición del edificio de Concepción Béistegui
Luis Cortés, El Gráfico
Édgar Córdova
Desde la azotea del inmueble ubicado en la calle Concepción Béistegui y Yácatas, colonia Narvarte, los recuerdos cayeron uno a uno.
El sábado por la mañana, una cuadrilla de trabajadores comenzó a descopetar el edificio, a mano y ayudados con mazos, para evitar algún riesgo.
Se trata de uno de los primeros inmuebles que ya son demolidos, luego del sismo.
Cinco trabajadores se colocaron en lo alto del edificio que albergaba ocho departamentos. Anclados con arneses al gancho de una grúa, comenzaron a tirar las paredes.
Tras algunos estudios y cálculos, comenzaron a derribar la barda perimetral de lo que eran los cuartos en la azotea.
Desde lo alto, cayeron recuerdos en papel, bicicletas, juguetes, discos, ollas, caminadoras, trozos de madera, sillas, mesas plegables y varios objetos, de esos que muchas familias atesoran o, en algunos casos, guardan en espera de que tengan algún arreglo, si es que sufrieron un desperfecto.
Nadie en el lugar sabe qué sirve o qué no; todo se va a la basura por igual. Tras el sismo, y con la llegada de la maquinaria, no hay tiempo para valorar si los objetos pudieran ser reutilizados; para quienes laboran en la demolición, todo es basura.
Ellos lanzan desde lo alto maletas, bolsas, botes y cajas de las que se sabe su contenido sólo si en el aire se abren o si al golpear el suelo, se rompen.
La montaña de recuerdos se tiñe de algún color cuando los botes de la pintura que le sobró a algún vecino que decidió remodelar su casa, estallan al estrellarse tras caer varios metros.
En el edificio de Concepción Béistegui hubo recuerdos que permanecieron intactos en el sismo, pero que se fueron a la basura con la demolición.