Toman su patín en minipista de la Glorieta de Insurgentes

Donovan Kremer

Frente al edificio de la SSP capitalina, a un costado de un árbol navideño de 10 metros de altura, Martín Arias, junto con su esposa y sus dos hijos, patina desde temprano sobre la recién instalada pista de hielo en la renovada Glorieta de Insurgentes.

“Es más pequeña que la del Zócalo, pero uno viene a aprender y a divertirse un rato”. Su hijo mayor, apenas un niño de 11 años, ya circula por toda la pista, con trabajos, pero con mayor libertad, mientras él le sigue el paso aferrado del barandal.

Claudia, su esposa, duró unos minutos arriba, “pero decidí bajarme porque no estoy hecha para estas cosas, me da miedo porque siento que me voy a caer”, dijo sentada en una banca al tiempo que esperaba a que sus familiares salieran de la pista.

Ulises, coordinador del lugar, comentó que, aunque esta pista no es muy espaciosa, se cuenta con algunos accesorios para los niños, como focas. El acceso para los menores de edad es a partir de los cuatro años.

Mientras la familia Arias y una veintena de personas más esquiaban en la plancha de hielo montada sobre una estructura cuadricular, algunas personas que iban rumbo a la estación del Metro volteaban a ver cómo estaba el ambiente en la pista, otros tomaron fotografías, y unos más escrupulosos, pero indecisos, se acercaron a las vallas de contención, cerca a la taquilla, a preguntar cuánto costaba ingresar o qué se tenía que hacer para patinar.