la mayoría sufrió tortura en detención
Adolescentes ya son parte del narco: CIESAS
Revela informe que a los 16 pueden tener cargos como sicarios, ‘halcones’, incluso de jefes de alguna organización criminal
Dennis A. García
Desde los 16 años, los adolescentes que forman parte del crimen organizado pueden llegar a tener mando dentro de la estructura, advirtió Elena Azaola, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Al presentar el Informe Especial “Adolescentes: Vulnerabilidad y Violencia”, la investigadora explicó que de 730 adolescentes que se encuentran en algún centro de reclusión del país —que forman parte de la investigación— 35% dijo haber pertenecido a una organización del crimen organizado, ya fuera como sicario, ‘halcón’ o hasta tener algún mando.
Agregó que los jóvenes que están siendo procesados por su pertenencia al crimen organizado, informaron que “en su grupo habían sido entrenados por ex policías y ex militares, lo que muestra que el nivel de penetración de las instituciones es importante”.
Acompañada por el ombudsman nacional, Luis Raúl González Pérez, la investigadora del CIESAS alertó que 57 % de los adolescentes fue torturado por elementos de alguno de los tres niveles de gobierno al momento de ser detenidos.
“La respuesta del Estado para los adolescentes es la tortura, las policías que detienen a estos chicos, en 57% de los casos, ellos (los jóvenes) dicen y relatan con todos los detalles cómo fueron torturados”, dijo.
CAUSAS
El informe arrojó que 27% de los adolescentes formaban parte de una pandilla; 38% cometió delitos por problemas interpersonales.
De acuerdo con el estudio, 62% de los entrevistados había sufrido la separación de sus padres, 60% tuvo en algún momento un familiar en prisión, 31% abandonaron sus casas por violencia familiar, 22% nunca conoció a su padre.
La especialista destacó que los adolescentes que cometieron delitos graves “nunca fueron niños”, pues 89% habían trabajado incluso antes de los 12 años, lo que habla de que provienen de “familias cuyos salarios son insuficientes y que ponen a los niños a trabajar”.