HABLAN CON LAS MANOS

Vida en silencio: niños sordos en escuela de la CDMX

En su mayoría, estos estudiantes con sordera congénita o adquirida provienen de familias de escasos recursos

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Al día 20/04/2018 14:28 Javier Ramírez Actualizada 14:30
 

La vida en esta escuela transcurre en un silencio implacable, generación tras generación. No hay niños tristes, aprenden por igual a leer y escribir, juegan y hacen deporte, pero todo en un mutismo especial.

Aquí se concentra una parte de la población con una capacidad diferente: no escuchan, y en algunos casos no hablan, pues la pérdida de la audición a una edad temprana impide que se reconozcan los sonidos del idioma oral.

Estamos en Centro Clotet, una asociación civil que nació a finales de la década de los noventa, dirigida por la orden de los claretianos, con la consigna de ser un espacio educativo especializado en atención a personas con discapacidad auditiva.

Además de ofrecer estudios académicos en los niveles primaria, secundaria y preparatoria, complementa la enseñanza con clases de computación, arte, gimnasia cerebral, sexualidad, ciencias, entre otras.

Todo en un sistema bilingüe, pues los alumnos aprenden y se comunican con la Lengua de Señas Mexicana, o conocida como la 'lengua de los sordos', para poder acceder al español y su lectoescritura. Esta técnica de comunicarse sin hablar requiere una combinación de movimientos gesticulares, corporales y espaciales.

En su mayoría, estos estudiantes con sordera congénita o adquirida provienen de familias de escasos recursos, imposibilitadas para pagar una cirugía de implante coclear que les devuelva el escucha.

Por ello, para ingresar a Clotet se les realiza a los aspirantes un estudio socioeconómico previo, para ubicarlos en un nivel de pago de cuota y así cubrir las necesidades más básicas como agua y luz en las instalaciones.

El profesor y coordinador del nivel preparatoria Luis Gerardo Granados Troncoso, explicó en entrevista para EL GRÁFICO que la idea es que los escolares se vuelvan productivos con su discapacidad, y no queden relegados en la sociedad, por no hablar técnicamente el mismo idioma.

“Ellos hacen un gran esfuerzo por aprender dos lenguas. El daño en la audición no afecta el desarrollo intelectual de los sordos”, agrega.

Debido a que la mayoría llega con las señas inventadas, y que en casa algunos padres los enviaron a escuelas regulares en las que prácticamente el estudiante aprendió sólo lo que vio, en este espacio se busca primero regularizar esa situación, en módulos como alfabetización y lectura de comprensión, para luego entrar de lleno en otros campos.

“Si ya la comunicación entre oyentes es un reto, entre sordos lo es más”, afirma Guadalupe Hernández, maestra de primaria y secundaria.

Ella nunca se imaginó que daría clases a niños sordos. Sólo llegó un día en el que se atrevió. “Ver sus emociones y cómo van avanzando, me hace sentir más comprometida”, indica.

Estos docentes que encontraron su vocación en la docencia, luchan de la mano de otros colegas para solventar los gastos que implica el sostener una escuela. Para este sábado, de 20:00 horas a la 01:00 am del domingo, organizaron una fiesta con temática retro para recaudar fondos y construir una cisterna, y hacerle frente a la escasez de agua. La cita es en Heriberto Frías 711 colonia Narvarte Poniente, delegación Benito Juárez. Boleto: 450 pesos.

DATO

Apoyálos con donativos al número de cuenta 02834280577, Banamex.

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