Más Información
Hace seis años la médico veterinaria Ana atendió a una perrita que una de sus clientas rescató de las calles de la Ciudad de México. Luego de valorarla, procedió a entrar a cirugía para esterilizarla, sin embargo la perrita no resistió la operación y eso desencadenó una serie de amenazas que la llevaron, incluso a pensar en atentar contra su vida.
“Yo sí pensé en el suicidio, tuve una demanda, mandaron a abrir mi veterinaria, me golpearon, me “funaron” en las redes, pensé que mi vida había terminado ahí por como me expusieron”, contó entre lágrimas, la médico veterinaria.
Ella recuerda que el asedio que vivió fue por parte de una asociación animalista después de haber sido exhibida y acusada en redes sociales, y que tal acoso la llevó a perder su clínica y a gastar más de 200 mil pesos en abogados para demostrar su inocencia.
Lee también: Gisselle Sampayo es liberada tras ser detenida con “El Meka”, su novio narcomenudista
“Me tomaban fotos en la clínica, recibí mensajes de odio, me seguían, una vez me alcanzaron y me golpearon, la cosa emocional fue muy fuerte, me demandaron y mis recursos económicos ahí se fueron. Tuve que cerrar la clínica y al final demostré mi inocencia”, agregó la profesional de la salud.
Ana asegura que las agresiones hacia el gremio ya se salieron de control y que hacen falta leyes que garanticen la seguridad de sus colegas, que incluso han sido asesinados, como el caso de Héctor Hernández, en Tultepec, Edomex.
“Esto ya nos sobrepasó, es una tendencia y un problema sociocultural, en México es un miedo, a veces, a ejercer, vienen y te gritan y te expones a este tipo de situaciones, la paz mental se pierde”, agregó la veterinaria que ejerce en la CDMX, quien además asegura que muchas veces los tutores de los animales son irresponsables y acuden ya cuando los ejemplares están demasiado graves, y terminan por responsabilizarlos a ellos.