La marca el inicio de un periodo de transición en la Iglesia Católica, durante el cual 120 cardenales menores de 80 años se reúnen en Roma para elegir al nuevo líder espiritual de más de 1,300 millones de católicos en el mundo.

El proceso de sucesión papal inicia con la declaración oficial del fallecimiento del , quien verifica el deceso golpeando tres veces la frente del Papa con un martillo de plata mientras pronuncia su nombre. Tras confirmar la muerte, el Camarlengo destruye el Anillo del Pescador y el sello papal, símbolos de la autoridad pontificia.

Durante la sede vacante, el gobierno de la Iglesia recae en el Colegio Cardenalicio. El Camarlengo asume la administración temporal de los bienes y derechos de la Santa Sede, mientras que el Decano del Colegio Cardenalicio convoca el cónclave.

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EL CÓNCLAVE

Los cardenales electores se reúnen en la Capilla Sixtina, donde permanecen aislados del mundo exterior hasta elegir al nuevo Papa. El proceso inicia con el juramento de cada cardenal, comprometiéndose a mantener el secreto y a votar según su conciencia.

Las votaciones se realizan cuatro veces al día: dos por la mañana y dos por la tarde. Los cardenales escriben su voto en papeletas rectangulares con las palabras "Eligo in Summum Pontificem" ("Elijo como Sumo Pontífice"). Para resultar electo, un candidato necesita dos tercios de los votos más uno.

Después de cada votación sin resultado, las papeletas se queman con paja húmeda, produciendo el humo negro que indica al mundo que aún no hay Papa. Cuando se alcanza la mayoría necesaria, las papeletas se queman con paja seca, generando el humo blanco que anuncia la elección del nuevo Pontífice.

EL NUEVO PAPA

El Decano del Colegio Cardenalicio pregunta al elegido: "¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?". Tras la aceptación, el nuevo Papa elige su nombre pontificio y es llevado a la "Sala de las Lágrimas", donde viste las vestiduras papales blancas.

Imagen ilustrativa: IA
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El Cardenal Protodiácono se asoma al balcón central de la Basílica de San Pedro y pronuncia la fórmula "Habemus Papam", anunciando al mundo el nombre del nuevo Pontífice, quien posteriormente aparece para impartir su primera bendición "Urbi et Orbi".

EL EXCEPCIONAL BENEDICTO XVI

La renuncia de Benedicto XVI en 2013 estableció un precedente en la historia moderna de la Iglesia. El 11 de febrero de 2013, Joseph Ratzinger anunció su decisión de renunciar al ministerio debido a su avanzada edad y la disminución de sus fuerzas.

Esta renuncia, la primera en 598 años desde Gregorio XII en 1415, demostró que la sucesión papal no ocurre exclusivamente por fallecimiento. El Código de Derecho Canónico establece en su canon 332 que el Papa puede renunciar, requiriendo únicamente que la decisión sea tomada con libertad y manifestada formalmente.

SIN SALDO

La tradición se mantiene en el proceso de elección, pero con adaptaciones a la seguridad moderna. El Vaticano implementa sistemas de interferencia electrónica para prevenir comunicaciones no autorizadas y garantizar el secreto del cónclave.

Los cardenales tienen prohibido usar dispositivos electrónicos durante el proceso. Las habitaciones y la Capilla Sixtina se revisan para detectar dispositivos de grabación o transmisión. Estas medidas preservan la integridad del proceso mientras la Iglesia mantiene sus tradiciones centenarias.

La sucesión papal representa la continuidad de una institución que ha perdurado por dos milenios. El proceso combina rituales antiguos con la necesidad de elegir un líder capaz de guiar a la Iglesia Católica en el mundo contemporáneo.

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