Sin fin la violencia en Iguala
A un año del caso Ayotzinapa, las ejecuciones y asesinatos ocurren a plena luz del día
(Foto: Archivo El Gráfico)
ALBERTO MORALES, EN GUERRERO
El pasado 10 de septiembre dos hombres armados asesinaron a un chofer y a un pasajero cuando se encontraban en la base de la ruta de combis Iguala-Zacacoyuca.
Según testigos, los hombres llegaron a pie y luego huyeron en una motocicleta por la calle Altamirano, con dirección al Periférico Sur de la ciudad.
Información extraoficial señala que una de las personas fallecidas, que iba junto al chofer, acababa de salir de un reclusorio de Morelos.
“Ya no es como en otros años, ahora ya no puede andar uno en la noche en la calle, ya no se puede. A las 11 está peligroso, aquí ya estamos como en Acapulco, ya no respetan, antes decían que en el puerto era donde estaba lo más fuerte, pero ya no; Iguala y Acapulco son iguales”, asegura Edith, comerciante.
Violencia, latente. Éste es un día cualquiera en Iguala, Guerrero, a casi un año de aquel 26 de septiembre, cuando policías municipales y el grupo criminal ‘Guerreros Unidos’ agredieron a normalistas de Ayotzinapa, así como a jugadores del equipo de futbol Los Avispones, que tuvo un saldo de 43 normalistas desaparecidos, seis personas asesinadas y decenas de heridos.
Habitantes de esta ciudad aseguran que aun con la presencia del Ejército, la Policía Federal y la Gendarmería Nacional, la violencia no disminuye.
La ciudad identificada como “cuna de la Bandera Nacional” padece los mismos problemas que cuando gobernaba el alcalde José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, quienes son procesados por la desaparición forzada de los 43 normalistas y por sus vínculos con el crimen organizado. Las ejecuciones y asesinatos ocurren a plena luz del día.
De acuerdo con testimonios de habitantes de esta ciudad, entrada a la Tierra Caliente, atrás quedaron los años donde la gente salía en las noches y podía caminar sin temor; ahora —dicen— se vive en la zozobra por la inseguridad.
Empero, para las autoridades de Iguala el municipio comienza a salir de más grave crisis política, social y económica en su historia.
Es más, la comisión de ilícitos en la ciudad se presenta “como en cualquier lugar” de la República y según sus estadísticas, no es a gran escala.
Masacres cotidianas. “Vicente” es un albañil que tiene más de 35 años de residencia en Iguala; hace unos años vivió en Cocula, pero salió debido a amenazas de grupos criminales.
“Aquí la matanza sigue igual, cada ocho días sigue habiendo muertos; desaparecidos no, ahorita nada más los han estado matando; aquí se puso muy feo, estudiantes policías, empresarios, de todo levantaron aquí”, señala.