El Gráfico y su recorrido en Uber y Taxi | VIDEO
Realizamos una prueba para saber qué servicio es más eficiente
(Foto: Archivo El Gráfico)
Tanya Guerrero
Tomar un taxi libre en la ciudad es como tirar un volado al aire. El viaje inicia desde que estás bajo el sol, esperando a que alguno te haga la parada. Puedes aguardar cinco minutos o, incluso, cuartos de hora; te puede tocar uno que para cobrar más, vaya lento como ‘tortuga’ o un taxista que se las sepa de todas y hasta atajos te enseñe. En realidad, ese es el verdadero meollo del asunto. En la ‘ruleta rusa’ de la inseguridad, nunca sabes en ‘dónde viaja la bala’.
Si la idea es hacer un viaje redondo, desde Reforma hasta Polanco, en mi viaje de ida no me fue tan mal.
Me subí con un taxista que lo hizo ameno. Nadie me ofreció agua, ni dulces, pero por lo menos segura sí me sentí.
Después de saludarlo, le pregunté qué opinaba sobre las protestas contra Uber. Para escucharme, le bajó a su radio, detalle muy valorado.
Mientras intentaba esquivar la marcha en Reforma, me dijo que él no está en contra de Uber, sino de la manera en que trabaja.
Entonces me empezó a hablar en números: 80 mil pesos de las placas, 15 mil del seguro, 700 del taxímetro, dos mil de la revista, 200 pesos de ‘mordida’ para pasarla, todo esto cada 365 días, excepto las láminas.
Me dijo que por todo esto, él consideraba al servicio de Uber como ‘pirata’, porque los choferes no pagan todo lo que un taxista al año.
La calidad en su servicio me hizo pensar en el peligro que es generalizar. “Veo compañeros que traen su carro ‘del asco’, sucio, chocado y eso habla mal de su trabajo. A mí me felicitan hasta porque mi taxímetro no está alterado”, dice el chofer justo antes de llegar a mi destino. Pagué 51 pesos, en un tiempo de 25 minutos. Le di un billete de 200 y por supuesto que no traía cambio, detalle poco valorado.
El regreso de Polanco a Reforma lo hice en un Pointer descuidado, cuyo chofer tenía un letrero que decía: “Si no tiene cambio para pagar, avise a tiempo para cambiar”. Fue cuando entendí que me subí al coche de un tipo experimentado.
Él me platicó su vida mientras escogía nuestra ruta; nunca me la preguntó, aunque agradezco que no lo hiciera. Se metió en calles de la San Rafael para cortar el tráfico de Reforma. El trayecto costó 41 pesos, en 24 minutos.
“A veces los taxistas no dan bien el servicio. Algunos asaltan, violan, matan, pero no hay que generalizar”, dijo antes de bajarme. Ayer, en estos viajes la suerte estuvo de mi lado.
LOS DATOS
* 40 pesos fue el costo de Paseo de la Reforma a Polanco
* 30 pesos menos que Uber, además fue más rápido
* 50 por ciento más barató costó el viaje de ida y vuelta en comparación con la tarifa de Uber y mucho más rápido, aunque sin agua ni dulces
Paola Ascencio
Salir a la calle se ha convertido en un juego de vida o muerte; cada día aumentan las víctimas de secuestros, extorsiones, robos y el peligro nos rodea.
Para miles de usuarios, Uber se ha convertido en un modelo seguro de transporte, en donde el costo del traslado da seguridad.
El viaje comienza en Paseo de la Reforma, el destino: Polanco. Un viaje redondo fue la prueba para saber lo que me esperaba al utilizar los servicios de Uber.
No hubo sorpresas, ambos viajes funcionaron de la misma manera. Uber se convirtió en un sinónimo no sólo de comodidad, sino de seguridad.
El primer contacto lo tienes bajo control. Pides un automóvil “económico” y a través de la aplicación —que bajas a tu teléfono— se te indica el tiempo de llegada. Esto puede resultar un inconveniente en una ciudad donde hay marchas y tráfico, pero se compensa con el monitoreo y la información sobre el auto y la persona que va a llegar por ti.
Tras casi 20 minutos de espera para el primer viaje, un brillante Tida último modelo llegó a mi punto de partida. El regreso sería en un Bora negro.
Como sacados de una agencia de clones, los conductores aplican un protocolo que los hace parecidos entre sí. Preguntan tu nombre para identificarte y te ofrecen una botella de agua.
El tener que pagar un extra por el producto puede asustar. No he conocido a alguien que en su primer viaje no se haya preguntado: ¿Se me hará un cargo extra por esa botellita?
El miedo se apacigua cuando el conductor no duda en indicarte que es uno de esos beneficios sin costo que te otorga el servicio.
En tu trayecto a bordo de un Uber, los pensamientos de un secuestro, extorsión o un asalto, se olvidan porque sabes que tienes el control y no cargas efectivo porque el costo del trayecto se carga directamente a tu tarjeta de crédito o débito.
Las tarifas son altas. El viaje de ida costó 71 pesos. El recibo que llegó a mi correo me lo confirmó. Para el viaje de regreso, el tráfico influyó y el mismo trayecto costó 117 pesos.
Viajar con aire acondicionado y la comodidad de escuchar la estación de tu preferencia, te hacen sentir importante y seguro.
La amabilidad rodea el ambiente, el control y las rutas los tienes en la palma de la mano al identificar tu camino en tiempo real.
No cabe duda que en el juego de la vida, la seguridad no se tira a la suerte, pero la seguridad tiene un costo elevado.
LOS DATOS
* 71 pesos se pagó por el viaje de Paseo de la Reforma a Polanco
* 20 pesos más de lo proyectado por la aplicación de Uber
* 117 pesos fue el costo final del viaje de Polanco a Paseo de la Reforma, esto por el tráfico que hubo en el trayecto