Aumenta cifra de muertos

A una semana del sismo, la paciencia se agota en CDMX

Cansados, parientes de tres jóvenes atrapados bajo los escombros mantienen la esperanza de volverlos a ver

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Al día 27/09/2017 11:05 Actualizada 10:22
 

El próximo 29 de septiembre Noemí Manuel García llevaría a cabo su graduación en la Universidad de Londres, ubicada a tan sólo unos metros de su lugar de trabajo. 

Ella tenía dos semanas de haber sido contratada en el despacho de contadores, localizado en el cuarto piso del edificio Álvaro Obregón 286, que colapsó tras el sismo del 19 de septiembre pasado.

Del lugar ahora sólo quedan ruinas, escombros, entre los que está atrapado el cuerpo de Noemí.

José García, primo de Noemí cuenta que desde el día de la tragedia acudieron a las inmediaciones del inmueble para saber de ella. Provenientes del municipio mexiquense de Donato Guerra han esperado por días en el lugar sin aún tener respuesta sobre el cuerpo de Noemí. 

El lunes 18 por la noche ella se comunicó con su hermana. Hablaron sobre los planes de lo que sería su graduación, pero hasta el día de hoy no saben nada de Noemí. Mencionan que están conscientes de que han pasado muchos días y que es difícil que sobreviva, pero aún así esperan un milagro. 

“Desde hace tres días no hemos recibido información, no nos dicen cuáles son los avances que se tienen, por qué no hay agilidad, qué ocultan”, dijo José, quien aseguró que pese al tiempo no les importa el cansancio físico, pero lo que se ha cansado es la paciencia. 

Son alrededor de 20 los familiares de Noemí que esperan por ella en una carpa habilitada en las inmediaciones del edificio que colapsó en Alvaro Obregón. 

EN LA INCERTIDUMBRE

Ahí también esperan los familiares de Gustavo Alejandro Núñez Salinas, de 26 años. Él tenía cinco meses trabajando para la empresa de contadores, también en el cuarto piso, pero desde el día del sismo no saben nada de él. 

“Es una gran incertidumbre, cansancio, desesperación”, dijo una mujer, quien espera sobre la reja acordonada a que llegue alguien a informarle sobre el paradero entre los escombros de su sobrino. 

HABLÓ CON SU NIÑA

La desolación y el cansancio invaden el rostro de doña Conchita Games. Ella espera noticias de su hija Karen Aguirre Flores Games, de 25 años. 

Recuerda que momentos antes del temblor habló con su “niña” para saber que estuviera bien; fue la última conversación que tuvo con ella. 

Karen trabajaba en el cuarto piso, donde asegura doña Conchita, aún no han podido llegar los rescatistas. 

“¿Qué necesita Mancera? Ver a uno de sus hijos allí sepultado para que vengan a sacarlos a todos”, asegura con rabia la mujer, al tiempo que recuerda a su hija como una mujer dedicada a su trabajo, al deporte y al servicio a la comunidad, pues los fines de semana acudía a clases pastorales en su colonia.

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