Les mandan sonrisas y superpoderes

“Quiero que Iron Man los proteja de los sismos, mamá, que nunca vuelvan a marearse”, fueron las palabra de Lucio, un pequeño de 4 años que decidió desprenderse de su juguete favorito para regalarle una sonrisa y protección a los niños damnificados en Ocuilan.

Cuando Lucio vivió el sismo del 19 de septiembre, de inmediato quiso saber los efectos de éste y ayudar como podía a los niños que ya no tenían una cama y juguetes, entonces se enteró de la desgracia en el sur mexiquense.

Los alumnos y egresados de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México reaccionaron de la misma manera, por lo que organizaron una colecta de juguetes que llegaría en una PotroCaravana a los municipios de Ocuilan, Joquicingo, Temascalcingo y Malinalco. En menos de un día, rebasaron sus expectativas.

solidarios. Lucio y Claudio -su hermanito de 2 años- decidieron unirse a la causa de los universitarios, por lo que seleccionaron con mucho amor lo que podían dar: Una pelota, un avión “para que los niños puedan volar cuando haya otro sismo"”, una tráiler “con muchas canciones de mamá”, un Iron Man, entre otros juguetes con los que a diario compartían historias.

Entonces el viaje de los deseos de los menores, comenzó. El centro de acopio se colocó en la Facultad de Humanidades, en Ciudad Universitaria, dónde jóvenes se dedicaron a buscar la manera de juntar la mayor cantidad de juguetes, incluso con la frase “Te ayudamos a olvidar a tu ex, dona los peluches que te dio, harás felices a niños”.

La PotroCarava, liderada por osos de peluche en pequeños cochecitos, en la que viajan Iron Man y las ilusiones de Lucio, salió por primera vez el miércoles hacia Ocuilan, con la ayuda de Rafael Alonzo-Quintana, egresado de Historia, y allí comenzó la magia.

Las paradas de la PortoCaravana fueron continuas, Tenancingo, Malinalco, Joquicingo, Ocuilan, siempre en búsqueda de los lugares más afectados, zonas en las que la magia fuera necesaria.

La sonrisa fue instantánea, de manera ordenada los niños esperaban su turno para tomar un pedacito de corazón de otros pequeños, y su esperanza, después de ver sus casas y escuelas destruidas, renació entre peluches, juguetes, pelotas, colores y libros.

IronMan llegó a Ocuilan, ahí “protegerá” a los más pequeños de los sismos con sus poderes, pero sobre todo, con el amor que Lucio, y cientos más, les mandaron.