Fue un domingo atípico en el Acapulco después de Otis. Las playas tuvieron por primera vez una afluencia de turistas, que en realidad son los trabajadores de la construcción, rescatistas, brigadistas de Bienestar y algunas familias locales que reactivaron la renta de sombrillas, el consumo en restaurantes y palapas, así como la compra de artesanías.

El restaurante Bocana Beach, en la playa Papagayo, lució lleno con una clientela variopinta de trabajadores que vienen de la Ciudad de México, Nuevo León, Coahuila y Morelos, entre otros.

“Nosotros abrimos el jueves y hoy ya tenemos 50% de afluencia en el restaurante, que tiene capacidad para 80 personas. La mejor ayuda para Acapulco es que regrese el turismo”, dijo Jorge Silva, gerente del Bocana Beach donde trabajadores del Bienestar, con chaleco puesto, convivieron con trabajadores de empresas constructoras y familias acapulqueñas.

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A unos metros, en la playa Papagayo, bajo una sombrilla, Martín Estrada, oriundo de Nuevo León y quien llegó hace una semana con trabajadores de Zacatecas y Coahuila para reconstruir la barda perimetral del Aeropuerto de Acapulco, comentó que aprovecharon ayer domingo para relajarse, comer mariscos y tomar unas cervezas.

 La señora Bernarda Flores es artesana y comerciante. Después de casi tres semanas del paso de Otis se animó a salir a vender sus pulseras y collares de conchas de mar.

“Hay que consumir a la gente que vende comida, artesanías, dar propina a los meseros, ahorita es cuando más lo necesitan, tienen casi tres semanas sin ingresos”

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