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Por: Rafael García
Ante la espera y sin fecha para ser atendidos, 60 familias y 118 residentes del condominio contrataron a una empresa privada para lavar la cisterna, compuesta por seis celdas y seis tinacos para dos edificios.
Según un trabajador de la empresa, el lavado se realiza a presión con un detergente biodegradable que se encarga de descomponer las grasas acumuladas en la tubería y se utiliza 8% de hipoclorito de sodio para potabilizar el agua.
“No encontramos sulfatación en las paredes de la cisterna porque realmente cuando es líquida no se nota, pero si se hubiera dejado secar sí habría residuos”, explicó.
De acuerdo con Rivapalacios, el lavado se realizó con trajes especiales, mascarillas y goggles, pues “no sabemos bien qué contenga el agua”. Normalmente, este tipo de trabajos se realiza únicamente en periodos de una hora para no ahogarse, pero “ahora tuvimos que implementar el equipo”, comentó.
Indicó que los 15 mil litros contaminados que restaban en la cisterna se utilizaron para limpiar el estacionamiento del condominio.
Foto: (Gabriel Pano. El Gráfico)
Más gastos. A este gasto se suma el pedido de dos pipas de agua de 20 mil litros cada una con un costo total de 5 mil pesos, todo en dos semanas, aun cuando el presupuesto condominal contemplaba una sola pipa y un lavado de cisterna hasta julio.
“Estamos muy emocionados de que vamos a tener agua potable. Lo afortunados que somos de abrir un grifo y tener agua”, añadió Georgina, otra afectada por el agua sucia.
Para el condominio éste no ha sido el único gasto, pues pagaron 3 mil 832 pesos por dos pruebas en un laboratorio privado que hicieron del líquido de la cisterna y del tinaco.
En tanto, Doris Guerra, vecina de la Del Valle, dijo que tras una semana de olor a combustible en el agua compró dos garrafones de 40 pesos por día. Una residente de ampliación Nápoles adquirió un garrafón por día y gastó 720 pesos. “A mí la verdad me daba miedo usar el agua de la llave para bañarme”.
Fernanda, de la colonia Del Valle, aseguró que ha gastado 800 pesos en garrafones en los últimos 15 días, pues prefiere comprarlos en un comercio fijo que ir a rellenarlos al Parque San Lorenzo, donde “no tiene la seguridad de que estén limpios”.
El 10 de abril, el Ejército Mexicano instaló dos plantas purificadoras móviles y el viernes la Secretaría de Marina colocó otra máquina, con una capacidad en conjunto de purificar 350 garrafones por hora.