ENIGMAS
Así fue el macabro viaje a México de Aleister Crowley, famoso mago y alquimista
(Foto: Especial)
Pocos saben que en 1900, uno de los ocultistas más destacados de todos los tiempos, Aleister Crowley, llegó a México para pasar nueve meses en nuestro país, un tiempo que aprovechó para visitar muchos de sus estados, iniciarse en algunas prácticas secretas y escalar volcanes tan destacados como el Popocatépetl o el Nevado de Toluca.
En su autobiografía (‘Las confesiones de Aleister Crowley’), Crowley, apodado la “Gran Bestia” y considerado un experimentado mago y alquimista, cuenta que llegó a la República Mexicana procedente de Estados Unidos y se instaló en una casa en la zona de la Alameda, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Allí practicó, según cuenta, sexo ritual, descubriendo que el erotismo también podía ser un camino hacia el ocultismo y la revelación de secretos sagrados. Igualmente, durante su estancia en México, asegura que perfeccionó técnicas parapsicológicas como la invisibilidad.
Él mismo escribe en una de sus obras que salió a pasear por la Alameda ataviado con una túnica escarlata y una corona dorada y que nadie se percató de su presencia. El motivo de su viaje a México fue la escalada.
Aleister Crowley fue un afamado escalador, pionero del montañismo, quien después de alcanzar las cimas más importantes del mundo, como el K2, en el Himalaya, fue animado por compañeros de sus grupos y logias ocultistas en Inglaterra a tratar de escalar los principales volcanes de la orografía mexicana.
Así, durante los nueve meses que pasó en México, escaló el Iztaccíhuatl, el Popocatépetl, el Nevado de Toluca y el Volcán de Fuego de Colima.
Algunos especialistas en la vida y obra del poeta y ocultista han asegurado que al llegar al cráter del Popocatépetl Crowley podría haber tenido una revelación sobre su futuro y qué camino habría de tomar en cuanto a las enseñanzas secretas que él quería legar al mundo.
Durante este viaje, Crowley conoce al Duque de Medina Sidonia, Jesús Medina, un destacado masón mexicano que queda asombrado con los conocimientos esotéricos del inglés. Así, le invita a formar parte de una logia masónica, ya que él, al parecer, era un destacado líder de la francmasonería en México.
Aseguran que Aleister Crowley alcanzó el grado 33 y que, junto al duque, fundó en nuestro país un nuevo movimiento ocultista conocido como la Lámpara de la Luz Invisible.
En palabras de Crowley, “la idea general era tener una lámpara siempre encendida en un templo provisto con talismanes apropiados a las fuerzas de la naturaleza elementales, planetarias y zodiacales. Todos los días tenían que realizarse invocaciones con el objeto de hacer de la luz misma un centro consagrado o foco de energía espiritual. Entonces esa luz irradiaría y automáticamente iluminaría aquellas mentes que estuvieran listas para recibirla”. Aún hoy, el experimento me parece interesante. Más bien lamento que haya perdido contacto con don Jesús, debería conocer más sobre qué pasó.
Sin duda, sus nueve meses aquí lo marcaron. Nueve meses que muchos seguidores de Crowley aseguran que fue como un parto sagrado en el que alcanzó niveles más elevados de conocimiento secreto.
Él no es el único ocultista que viajó hasta México y vivió experiencias esotéricas. Por ejemplo, durante el siglo XIX, se asegura que la líder del movimiento teosófico Madame Blavatsky, tuvo contacto con nuestro país, pues creía que las antiguas culturas prehispánicas eran herederas directas de los supuestos supervivientes de la mítica Atlántida. Sin duda, México es un país irremediablemente unido a lo oculto y a lo sagrado.