¿Conoces el origen del mito de “la media naranja” y por qué es un error idealizarlo?

Películas, series, canciones, libros, cómics… vivimos rodeados de referencias culturales en las que nos aseguran que allá afuera hay una persona que es perfecta para cada uno de nosotros, nuestra “media naranja”.

Al respecto, un joven poeta escribió hace 24 años ya:

“Yo qué sé dónde está el amor, en algún asteroide, en un elevador. En un rincón en internet, n el monte Himalaya o en algún café. En el norte o en el sur...Llegará por mí, puede ser”

Sin embargo, ir por la vida a la espera de tropezarte “en el norte o en el sur” con tu “media naranja” es francamente una pérdida de tiempo, dice la psicóloga Marta Rodríguez, especialista en trastornos de ansiedad, anímicos, de la personalidad, fobias, trastornos compulsivos y por déficit de atención e hiperactividad.

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“Relataba Platón que, al principio de los tiempos, los humanos eran seres esféricos completamente perfectos. Tanto es así que poseían cuatro brazos, cuatro piernas y dos caras idénticas, una a cada lado de la cabeza. El problema surgió cuando estos seres, a causa de su apariencia, se creyeron suficientemente poderosos para desafiar a los dioses”, cuenta la especialista.

Por ese ataque de vanidad, Zeus castigó a los hombres ideales partiéndolos en dos.

“Desde entonces, las personas deambulamos por el mundo en la búsqueda de nuestra media naranja, un mito que nos hace creer que cuando estamos solos somos imperfectos y necesitamos de otra persona para ser la perfección, pero ssta historia de la naranja ha causado muchos estragos en nuestra cultura y, sobre todo, en nuestra concepción del amor”.

TÚ MI COMPLEMENTO… ¿MI MEDIA NARANJA?

Para la especialista, el gran error detrás del mito de la media naranja es creer que somos seres incompletos, y que conseguir nuestra felicidad requiere a otra persona que complete la parte que nos falta y llene nuestros vacíos existenciales.

“En realidad no debemos hacer caso del mito de la media naranja, ya que el crecimiento personal es un trabajo individual. Dejarle al otro esa responsabilidad no sólo genera un malestar sino que además crea una dependencia emocional”, detalla Marta Rodríguez.

“Nadie tiene que cargar con el peso de hacernos felices. La felicidad está en nosotros mismos e independientemente de si estamos en pareja o no”, dice la psicóloga. “De hecho, para que una relación de pareja sea satisfactoria es absolutamente necesario que cada uno sea completo, independiente y feliz. Ser dos personas que deciden estar juntas, no porque les falte nada, sino porque desean compartir su vida y su felicidad. No nos completamos tal como insinúa el mito de la medias naranjas, nos complementamos”.