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Por: CRISTIAN ARCINIEGA
Si bien cada vez le sucede menos, el insomnio sigue presente. Cuando tiene sobrecarga de trabajo o preocupación excesiva por un problema, este trastorno reaparece, provocando que se despierte hasta tres veces durante la madrugada. “Cuando duermo menos de ocho horas sufro falta de concentración, ando de mal humor, me siento fatigada y tengo pocas ganas de socializar. Además se me marcan las ojeras, se me cae el cabello y suelo descuidar mi alimentación”, narra María.
De acuerdo con especialistas de Mayo Clinic, los sentimientos de ansiedad interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar y pueden durar largo tiempo. Cuando llegan a un nivel máximo es que se presenta un ataque de pánico, el cual se caracteriza por presentar reacciones físicas graves, como mareos o taquicardia.
Entre los síntomas más comunes que acompañan dicho desorden se incluyen sensación de nerviosismo o peligro inminente, respiración acelerada, palpitación, temblores, percepción de cansancio, impedimento para concentrarse, dificultad para controlar la preocupación, irritabilidad y náuseas. Además de los problemas para dormir, el trastorno de ansiedad puede llevar a la depresión, por ejemplo, y, en general, a no disfrutar una buena calidad de vida.
Para promover el bienestar general se sugiere:
Aprender técnicas de relajación, como la respiración lenta.
Llevar una dieta sana y seguir hábitos de sueño regulares.
Hacer ejercicio a menudo, aunque sea salir a dar un paseo.
Encontrar una actividad para disfrutar: bailar, pintar, hacer senderismo, yoga, natación, etc.
Desarrollar el hábito de la meditación de atención plena.