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“En una primera apreciación física tienen pedales, pero no se pueden mover, no sé si esto tenga impacto en su importación, pero se trata de una “simulación” para que puedan circular sobre las ciclovías”, señaló.
Sobre la regulación y emplacamiento de estas unidades, Suárez Bonilla dijo que a esta “acción podría sumarse una regulación cultural y técnica y que las ciclovías cuenten con mayor vigilancia específica para que estos medios de transporte no generen conflictos entre sí”.
Recordó que uno de los mayores beneficios que aportan las bicicletas eléctricas reales es que son de asistencia motriz, cuyo motor funciona al pedalear y no cuentan con un acelerómetro, dependen de actividad física y la batería es más durable. Además, tienen un controlador o regulador de velocidad que evita que se desplacen a más de 25 kilómetros por hora, lo cual consigue que convivan con las convencionales.
“Es un reto que tiene que ver con las autoridades porque van a tener que empezar a supervisar qué sí es y qué no es una bicicleta; se requerirán reglamentos específicos, pero además lo que hay que normar es la parte comercial, que sean de buena calidad y, por supuesto, la promoción e invitación a las personas para que no ingresen a las vías principales”, destacó.
En tanto, Roberto González Torres, también integrante del LabMov, diseñador industrial especializado en movilidad, mobiliario urbano y bicicletas dijo que la historia de ese transporte inició en China y han entrado al mercado mexicano debido a la buena relación precio-servicio, porque no usan combustible y pueden desplazarse (idealmente) en zonas de baja velocidad.
Además tienen un precio económico y eso las convierte en una opción para las personas que no se animan a subirse a una bici, ni a una moto o que carecen de ciertas habilidades, al moverse con un acelerador fácilmente, apuntó.
En tanto, Roberto González Torres, también integrante del LabMov, diseñador industrial especializado en movilidad, mobiliario urbano y bicicletas dijo que la historia de ese transporte inició en China y han entrado al mercado mexicano debido a la buena relación precio-servicio, porque no usan combustible y pueden desplazarse (idealmente) en zonas de baja velocidad.
Y recomendó “impartir cursos u orientación sobre dónde son más útiles, ya que no solo es regularlos o restringirlos porque pueden beneficiar a ciertos sectores sociales”.