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Por Araceli Martínez
Aproximadamente en dos meses pueden llegar a elaborar hasta 15 mil calaveritas hechas 100 % de manera artesanal incluso personalizadas.
Desde su pequeño taller en la delegación Venustiano Carranza en la Ciudad de México, el señor Miguel Hernández relata su amor por la elaboración de calaveritas de azúcar, chocolate o amaranto en honor a sus padres Baldomero Hernández y Rosa María Rivera, quienes desde 1940 emprendieron el negocio familiar.
Y que con pasión continúa transmitiendo a sus hijos y nietos esta tradición que lo enorgullece como mexicano y en más de 70 años, “Calazucho” ha innovado con nuevos diseños como la creación de perritos y gatitos para recordar a las mascotas.