EN SU 491 ANIVERSARIO
Tras 2 años de pandemia, la Basílica de Guadalupe volvió a desbordarse de fieles
Tras 2 años de pandemia, la Basílica de Guadalupe volvió a desbordarse de fieles (Foto: Cuartoscuro)
Por J. Carlos Cortés y David Fuentes
CIUDAD DE MÉXICO.- Sin medidas sanitarias y hasta con un temblor, luego de dos años de restricciones para acceder a la Basílica por la pandemia Covid-19, miles de feligreses volvieron para celebrar a la Virgen de Guadalupe en el 491 aniversario de su aparición.
Con las rodillas hechas trizas, ensangrentadas, el cuerpo deshidratado y cansado fue como miles de peregrinos y fieles llegaron a ver a la Virgen de Guadalupe.
Las caravanas llegaron de todos lados, Puebla, Veracruz, Tlaxcala y Querétaro, los más escandalosos traían mariachis, porras y batucadas, la algarabía estaba a flor de piel, luego de dos años de pandemia en donde la visita fue controlada, ahora esos días quedaron atrás y los fieles no desaprovecharon.
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En este lugar, pareciera que el oscuro paisaje que la pandemia dejó en el país quedó en el pasado, cientos de devotos que acudieron lo hicieron sin cubrebocas o sin medidas sanitarias. Contrario a esa incertidumbre, el clamor por visitar a la Morenita de México se manifestó en peregrinaciones, y visitas familiares.
Ni el sismo que ocurrió ayer en la CDMX mermó el ánimo de los feligreses. La alerta sísmica sólo los despertó a algunos de su pernocta, otros ni sintieron el temblor como Zenón, quien acudió del estado de Tlaxcala.
“Nosotros estábamos en la misa matutina. Y empezó a sonar la alerta sísmica. El padre que estaba dando la misa nos dijo: salgamos tranquilos. La verdad ni se sintió”, dijo.
Pasado el percance, cientos de fieles siguieron arribando al recinto religioso. Algunos lo hacían bailando como los pobladores de Dan Cruz Verde, Guadalajara, otros cumpliendo mandas de rodillas, como Miguel, que llegó desde Atlixco, Puebla. Luego de atravesar arrodillado la calzada de Guadalupe, se desvaneció en el Puente Papal, por lo que tuvo que ser atendido por médicos.
Otros feligreses cumplieron mandas menos extenuantes, cómo la familia Lima Cano, quienes regalaban agua y comida a los guadalupanos.
En el Carrillón de la Basílica de Guadalupe, entre casas de campaña, peregrinas de Santa Cruz, Ococomotla, Puebla, con todo y mariachi le cantan a la Virgen; “lo hacemos con gusto por La Morenita, ahora que podemos venir, luego de dos años de no hacerlo por la pandemia. Hoy es diferente, ya podemos cantarle”, reafirmaron.
Por otra parte, Édgar Ortiz señala que llegó caminando a la Basílica de Guadalupe desde Chilchotla, Puebla.
Cuenta que salió el 5 de diciembre y que ayer arribaron al templo mariano para dar gracias por distintos favores recibidos.
“Venimos 40 caminando y 20 personas más entre choferes y cocineras”, detalla, mientras descansa en el atrio de La Villa. Precisa que esta peregrinación es una tradición que han realizado desde hace más de 40 años, recuerda que se la inculcó un tío y no le importa el cansancio, pues su fe puede más.
“Yo ya voy peregrinando 11 años. En primer lugar doy gracias a la Virgen porque todos estamos bien en mi familia, nos ha dado muchas cosas”, apunta.
De igual forma, comenta que sin duda le inculcaría esta tradición a sus hijos pues dice que es maravilloso estar frente a La Morenita; “al caminar siento gusto y emoción, es un sentimiento que no se puede explicar, cada quien lo entiende a su manera. En mi persona es la alegría de venir a ver a la virgen”, recalca. Con lágrimas en los ojos, subraya “para mí es todo”. Édgar indica que cada ciertos kilómetros detenían su caminar para descansar, tomar agua y recargar fuerzas para llegar al Cerrito del Tepeyac.
Sus pies ya tienen los estragos de la larga caminata y sentado en el atrio se pone a escuchar las canciones de un mariachi que alegra con canciones para la Guadalupana.
De Chilchotla hasta la CDMX hay 244 kilómetros, por lo que los peregrinos sólo descansarán un día y luego regresarán a su comunidad.