LLEGARON A ACUERDO CON VECINOS
Migrantes improvisan albergues callejeros en CDMX, este es el mapa de sus ubicaciones
Adentro se ha formado una comunidad que se apoya porque el sueño de todos es el mismo: cruzar la frontera
Migrantes improvisan albergues callejeros en CDMX, este es el mapa de sus ubicaciones (Foto: Diego Prado)
Por Araceli Martínez
A falta de autoridad, vecinos y migrantes se organizaron para que el campamento improvisado en el parque debajo del distribuidor vial Heberto Castillo, en la alcaldía Venustiano Carranza, tenga las condiciones dignas por el bien de todos.
En este espacio, a unos pasos de la TAPO, acampan unas 60 familias provenientes de Sudamérica y Centroamérica; lo que era un área común para los vecinos de la calle Liga de Carreteros se convirtió en un albergue para migrantes.
Ellos mismos administran el lugar con un letrero donde se lee “sobrepoblado”. Un grupo de venezolanos, colombianos, peruanos, haitianos, entre otros, mantienen el orden de la entrada y salida en la puerta del enrejado que ahora es su refugio mientras están de paso.
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Los vecinos de la colonia Moctezuma cuentan que cuando comenzaron a llegar los migrantes se sintieron “invadidos”, pero al escuchar sus historias se solidarizaron porque “todos somos humanos”, por eso buscaron acuerdos.
“Somos mexicanos que ayudamos al migrante, porque no podemos maltratar a la gente en esta posición, porque durante muchos años al mexicano en el norte le pasó. Todos tienen un primo, un vecino, un amigo que cuenta lo que les hacen allá”, aseguró David Jacobo, vecino.
Parte de los acuerdos que han logrado son la vigilancia en la puerta para que no entre más gente y se evite la sobrepoblación, la recolección de basura, respetar áreas verdes y mantener orden e higiene.
Adentro se ha formado una comunidad que se apoya porque el sueño de todos es el mismo: cruzar la frontera de manera legal y mientras esperan su cita con la aplicación CBP One, viven al día.
Hace ocho meses que Joan salió de Venezuela y en México encontró este refugio para su esposa y su hijo, donde ha improvisado una barbería. Invirtió en una máquina de rasurar y cobra “barato” a su comunidad; 40 pesos por corte de cabello a los adultos y a los niños, 30.
En el lugar, cocinan para sus familias y, así, no pasar hambre.