Lucía y Pedro permitieron que sus hijos Carlos y Antonio vivieran en un departamento que poseían, cuando el menor cumplió la mayoría de edad. Pero no pusieron reglas.

Los padres se hacían cargo del pago de servicios y nunca pensaron cobrarles renta.

Pasó el tiempo y el objetivo de prepararlos para la vida adulta se pervirtió, pues ambos hijos se casaron, y cada uno llevó a su esposa a vivir al lugar; luego vinieron los hijos... y los problemas.

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Lanzar a sus hijos con sus familias era demasiado, consideraron Lucía y Pedro, por lo que buscaron otra alternativa. Así, llegaron al Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la Ciudad de México, ubicado en la colonia Doctores, para la mediación y resolver el caso.

Los padres, guiados por el mediador civil, expresaron a sus hijos que se había pervertido el fin de permitirles vivir en el departamento y debían entregarlo.

A su vez, los hijos se ofrecieron una disculpa entre ellos y una a Lucía y Pedro, por haber llevado la situación hasta ese punto.

Los padres expusieron una propuesta: que en el plazo de un año desocuparan el inmueble, que en el tiempo de gracia se hicieran cargo del pago de servicios y del mantenimiento, además de reparar los desperfectos.

En una sesión más, pese a algunas resistencias del hijo mayor, se firmó el convenio tal cual lo propusieron los padres, lo que dio pie a que los miembros de la familia arreglaran sus diferencias. Lucía y Pedro recuperarán su departamento sin lanzamiento de por medio contando con un documento, cuya fuerza legal es la de una sentencia.

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