Más Información
Con lágrimas y una mano tapándose la nariz para tratar de aminorar el olor, Noé recorrió los pasillos de su casa, que también solía ser tienda de abarrotes, en busca de algún objeto de valor que hubiera dejado atrás.
Sólo halló podredumbre provocada principalmente por los cadáveres de sus 10 gallos que tuvo que abandonar y murieron ahogados a los pocos días.
Además, se han acumulado decenas de gusanos de hasta 15 centímetros de color entre rosa y rojo, que nadan en el agua estancada de medio metro.
“Esos animales se han formado en el agua, eso es un foco de infección. Por eso, yo no había entrado a ver cómo estaba la casa”.
Él, al igual que otras familias damnificadas, tuvo que dejar su casa a su suerte y vivir en el albergue de Culturas de México, ubicada a unas cuadras de su casa. Sólo llevó algunos objetos de valor que logró recuperar y artículos necesarios para su estancia.
“No sé qué vaya a pasar ahora, esperemos que esto se solucione pronto, pero por ahora ya perdí mi casa, mi negocio, mis animales... mi vida”, expresó, entre lágrimas, el vecino afectado.