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Con la cajita a la vista, no sólo escogieron un presente, sino que cada uno tomó un puño de monedas. Al día siguiente, Mara y Juan descubrieron el faltante y dedujeron que los responsables eran los gemelos.
Al poner al tanto a los padres de los jóvenes, el papá decidió dar un escarmiento a sus hijos: él mismo se encargó de llamar a una patrulla y ante los oficiales, los gemelos confesaron.
Más aún, el papá pidió que los presentaran al Ministerio Público, y aunque Mara y Juan ya no querían llegar a tanto, a petición de su familiar presentaron la denuncia por robo. Ambos terminaron ante un juez de control que los vinculó a proceso y remitió el caso al Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la CDMX, a fin de que buscaran un acuerdo reparatorio con sus tíos.
El facilitador penal les explicó que tenían esa opción porque se trataba de un robo sin violencia, además de que los autores no contaban con antecedentes penales.
En la sesión, Hugo y Jorge lloraron ante sus tíos, a quienes ofrecieron disculpas, garantizaron pagarles el dinero, en el entendido de que habían aprendido la lección. Fue así que firmaron el acuerdo y se dio por terminado el proceso penal.