¡YA NI LA CHIN...!

Caja tras caja, orientales construyen nueva muralla china en el Centro Histórico CDMX

Un problema que afecta a varios

Caja tras caja, orientales construyen nueva muralla china en el Centro Histórico CDMX

(Foto: El Gráfico)

Al día 11/01/2024 17:15 Redacción Actualizada 17:23
 

Cargamento tras cargamento, caja tras caja, el Centro Histórico de la Ciudad de México queda oculto detrás de una nueva muralla china que se alza con cartón y plásticos. Zonas que desde hace décadas han tenido una vocación de comercio al menudeo han empezado a transformarse en espacios para el desembarque de productos chinos que retacan en edificios donde antes hubo viviendas o clausuran comercios para tapiarlos y convertirlos en bodegas.

En la zona norte del Centro, las calles que colindan con Garibaldi y la Lagunilla, son las más afectadas: República de Honduras, República de Brasil y República de Chile destacan debido a que, en años recientes, vivieron un proceso largo y cuantioso para rehabilitar sus banquetas, embellecerlas y liberarlas de comercio ambulante con el objetivo de hacer un corredor comercial y turístico amable con el visitante, en especial para quienes buscan un vestido de novia.

Hoy esas aceras rehabilitadas con presupuesto público han vuelto a saturarse de comercio informal y son, en el día a día, la zona de desembarque de miles de cajas con productos chinos.

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José Luis Santiago Cueto es miembro de una familia con al menos 80 años dedicada a la fabricación de vestidos de gala y una de las voces más preocupadas por las implicaciones que tiene el arribo “anárquico” de los empresarios orientales a esas calles. “Es una zona del Centro Histórico que estuvo abandonada de la atención de las autoridades durante muchos años”, cuenta en entrevista. “Pero impulsamos junto al Gobierno de la ciudad una transformación para darle dignidad y reactivar al comercio tradicional de estas calles”, dice.

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El plan funcionó. Sin embargo, hoy las banquetas remodeladas, ampliadas y libres de puestos se han convertido en los andenes para la descarga y distribución de cientos de cajas y miles de productos chinos a través de diableros, quienes saturan las calles y agudizan los problemas viales al ir y venir entre coches, en sentido opuesto a la circulación de los vehículos o custodiados por motociclistas que cuidan que la mercancía no sea robada.

“Casualmente, después de que termina la obra en la calle de Brasil empieza este fenómeno. Cerraron mueblerías y los locales pasaron a manos de empresarios chinos, edificios completos se convirtieron en bodegas, cuando se había planeado que la parte norte del Centro se rehabilitaría para que hubiera vivienda, para tener espacios amables”, cuenta Santiago Cueto. “Los chinos compraron una plaza comercial, se quedaron con todos los locales que otros comerciantes ya no pueden pagar por el golpe de la pandemia”.

Con ofertas de pagar hasta cinco años de alquiler por adelantado o comprando inmuebles con dinero en efectivo, los comerciantes orientales han logrado cerrar 22 locales que antes vendían vestidos de novia y de gala, con la cancelación de empleos y la derrama económica correspondiente.

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“¿Este desorden quién lo permite, cuál es el plan urbano?”, se pregunta Santiago Cueto. “Porque los efectos colaterales de permitir que edificios completos para plazas comerciales, sin planes de protección civil, son muchos. ¿Quién regula esto? ¿Quién está cuidando el uso de suelo? ¿Por qué estos empresarios compran inmuebles, los convierten en bodegas y les construyen tres pisos sin que nadie diga nada? ¿Quién está permitiendo esto y hasta dónde llegará?” pregunta Santiago.

Este conflicto se suma a la creciente problemática del comercio informal, que se da en las banquetas y que ahora ya vende las mismas mercancías que el local formal que tienen frente a ellos. Y se suma al problema vial que mantiene ahorcado al Centro Histórico casi todos los días del año por manifestaciones, protestas o eventos masivos como conciertos.

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(Fotod: El Gráfico)

“El hecho de que la autoridad conozca esta problemática, porque la conoce, no ha significado absolutamente nada”, secunda en la entrevista Alejandro Gazal, presidente de la asociación civil Procentrhico. “Hemos avanzado en temas como el de seguridad, pero en el caso de la invasión oriental por alguna razón no ha sido una problemática atendida, no sabemos a qué problema nos estamos enfrentando, qué intereses estemos afectando, pero tenemos la certeza de que el crimen organizado está detrás de esta actividad”.

“El poder de esta comunidad va mucho más allá del poder ciudadano, y el único que puede regularlos está dormido, haciendo como que trabaja, haciendo como que todo está bien, pero alguien nos está comiendo el mandado y apoderándose del patrimonio de la humanidad que representa el Centro Histórico de la Ciudad de México”, concluye José Luis Santiago.

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