Abrió las puertas de su vivienda a brigadistas
Conoce al ciclista que llevaba ayuda durante 19-S, en CDMX
"Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos"
(Foto: Archivo El Gráfico)
Por Miroslava Callejas
NARVARTE.– “Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”, frase que quizá describa perfectamente al apoyo que se dio durante el sismo del pasado 19 de septiembre, cientos se volcaron a las calles para aportar su granito de arena ante la catástrofe, pero hubo un séquito en específico que, generalmente invisibles, fueron de los protagonistas de la solidaridad, hablamos de los ciclistas.
Uno de esos casos fue el de Francisco Hernández, de 23 años, vecino de la Narvarte, que fue uno de tantos que, a través de dos ruedas, llevó la ayuda de un lado a otro “yo estuve apoyando desde el 19 de septiembre al 1 de octubre en jornadas en la primera semana después del desastre, desde las siete de la mañana hasta las dos de la mañana en distintos centros de acopio, en diferentes albergues llevando y trayendo cosas, así como recolectando víveres”, comenta en entrevista para EL GRÁFICO.
También nos comparte que abrió las puertas de su casa a los brigadistas para que pudieran descansar “fue idea de mi mamá y ella hacía de comer para toda la gente que llegaba, los dejaba pasar al baño, les ofrecía el sillón si se querían dormir, en promedio en mi casa entraban de 20 a 25 personas; a veces lo que me preocupaba es que entraran directamente a robar, pero nunca sucedió, lo padre es que veías luego a estas personas ayudándote a limpiar la casa como gesto de agradecimiento”.
Durante la plática, Francisco compartió uno de los casos que más le impactó en el ir y venir de los albergues “una vez llegó un niño de 12 años que hablaba raro y pidió que no se burlarán de él, ya que tras el sismo le había dado parálisis facial y estaba buscando a su mamá”.
Una de las grandes lecciones que le dejó el ser brigadista fue la valoración “En el sismo hubo de todo, pero hubo más gente fregona que mala, además me hizo valorar lo que tenía, que yo no había perdido nada y a partir de ello ves las cosas de diferente manera”, terminó con una sonrisa.