Familiares y amigos exigen justicia
Dan el último adiós a Brenda Cruz en Amanalco, joven asesinada tras abordar un taxi
Los padres y hermanos se perdían entre los más de mil 500 asistentes que ayer suspendieron actividades para acompañar a la joven en su última morada
(Foto: Archivo El Gráfico)
AMANALCO.– En la comunidad "El Capulín" hasta el cielo "lloró" junto con la gente que ayer le dio cristiana sepultura a Brenda Cruz García, quien ocho días atrás tomó un taxi sin imaginar que le arrebatarían la vida a sus 21 años de edad.
La quema de cohetes anunciaba el inicio del cortejo fúnebre en una mañana fría, nublada y lluviosa.
El cuerpo de “La China”, como le decían de cariño, salió de su casa en un ataúd blanco que recorrió más de tres kilómetros de la carrera Toluca—Valle de Bravo hasta llegar al panteón de la comunidad, poco después de las 2:00 de la tarde.
Los padres y hermanos se perdían entre los más de mil 500 asistentes que ayer suspendieron actividades para acompañar a la joven en su última morada.
Entre los presentes también estaban los pobladores que durante cinco días recorrieron los montes con la esperanza de encontrarla con vida.
“Qué chulos ojos los que tiene esa linda joven que estoy mirando”, dice la letra de la canción que tocaba una banda musical en el panteón, mientras un muchacho lloraba al lado de la tumba de quién en vida, fue su novia.
De acuerdo a la familia, el domingo 14 de julio Brenda ya no llegó a la cita que tenía con él en Toluca, al ser raptada por su o sus asesinos tras abordar un taxi en Amanalco.
Fue el jueves pasado que su cuerpo sin vida fue encontrado abandonado en un paraje de Loma Blanca, Almoloya de Juárez.
“Hijita, avísame cuando llegues”, pedía entre susurros Hipólito Cruz, a "la niña de sus ojos", a quien la gente recuerda como una mujer alegre, sencilla y trabajadora.
Rabia. “La noticia fue devastadora. La gente está enojada y con razón. Ella era una niña que no ofendía a nadie, ni ella, ni sus papás; son gente humilde, de paz. No sé por qué les pasó a ellos”, expresó Irma López, tía de Brenda.
A la cuenta de tres, los asistentes lanzaron globos blancos y morados al aire y aplaudieron para despedir a Brenda y honrar su vida.
En los rostros de sus seres queridos no sólo se reflejaba tristeza, también coraje, indignación y sed de justicia.
“Ojalá que esto no quede impune. Somos mujeres, somos mamás y no podemos ser libres, no podemos salir con tranquilidad porque no sabemos si vamos a regresar con bien”, dijo Laura Martínez, prima de Brenda.