En la búsqueda de un mejor ambiente se puede creer que es una labor de gobiernos, expertos y de científicos que trabajan de tiempo completo para generar soluciones innovadoras para el mayor problema de la humanidad: el daño irreversible a los recursos naturales de los que dependemos como el resto de las especies.

Sin embargo, a la par hay acciones pequeñas pero trascendentales que pueden ayudar a reducir nuestro impacto en el ambiente y, de paso, a bajar también nuestra facturación de servicios.

MENOS ENVASES DE UN SOLO USO

Lee también: Mujer perdió la vida por obtener una selfie frente a una locomotora en Hidalgo

Nuestra adicción a los plásticos y los envases de un solo uso se agudizó con la pandemia por covid y la utilización de servicios de comida a domicilio. 

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), “los envases de un solo uso y las bolsas de plástico representan un riesgo para la vida silvestre, ya que los animales pueden ingerirlas o quedar atrapados en ellas".

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 se generaron 54.9 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos en México, de los cuales 12.6% corresponde a residuos de envases y embalajes de plástico, vidrio, láminas y cartón.

Muchos de estos envases de un solo uso terminan en basureros clandestinos, ríos, arroyos y mares, contaminando estos ecosistemas. Según el Banco Mundial, México es el sexto país que más contribuye a la contaminación marina por plásticos en el mundo.

De hecho, estos envases contaminan desde su producción: ya sea que sean de plástico, vidrio, lata, requieren la extracción y procesamiento de materias primas como petróleo, gas natural, arena, entre otros recursos naturales no renovables.
Además, su fabricación, transporte y disposición final de estos envases generan grandes cantidades de emisiones de CO2 y otros gases que contribuyen al calentamiento global.

"El plástico de un solo uso es uno de los mayores contaminantes de nuestro tiempo. Se estima que cada año se producen 300 millones de toneladas de plástico, casi el equivalente en peso a toda la población humana”, sostiene un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente de 2018.

¿Qué podemos hacer? Evita pedir comida en servicios de entrega a domicilio en la medida de lo posible y trata de llevar tu agua en un termo para dejar de generar basura con el pet de las opciones comerciales. 

REDUCE EL DESPERDICIO DE AGUA

Del agua depende nuestra vida y cada vez es más escasa. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), "la escasez de agua afecta a más de 40% de la población mundial” y es una cifra que aumenta sin descanso.

El cambio climático y el aumento de la temperatura de la Tierra altera el ciclo hidrológico global y los patrones de lluvia que generan impactos directos en la disponibilidad y distribución del agua dulce.

En nuestro país, por ejemplo, esto se refleja en sequías más intensas y frecuentes en varias regiones. Según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), entre 1990 y 2020 se registraron 93 sequías extremas, poniendo en riesgo la seguridad hídrica, y la de este 2024 va que vuela para ser la más cruda en décadas, con escenarios como lagos secos y ríos extintos.

Ríos como el Bravo y el Conchos han reducido su caudal hasta en 20% en los últimos años debido a las altas temperaturas y la menor precipitación, lo que impacta a la agricultura y el abasto urbano.

Además, el aumento del nivel del mar por el deshielo está provocando la infiltración de agua salada en los acuíferos costeros de la Península de Yucatán, volviendo inservibles estas fuentes de agua dulce.

¿Qué puedes hacer en casa? "Cierra la llave mientras te enjabonas o cepillas los dientes, repara las fugas de agua y reutiliza el agua de la lluvia para regar las plantas”, recomienda el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

REDUCE EL CONSUMO DE ENERGÍA

La producción de energía, especialmente a partir de combustibles fósiles, es una de las principales causas del cambio climático y la contaminación del aire. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), "el uso de energía es responsable de aproximadamente 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero".

Es el caso de la Termoeléctrica de Tula. Según el Inventario Nacional de Emisiones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en 2018 la termoeléctrica de Tula emitió:

- 10,638 toneladas de bióxido de azufre (SO2)

- 5,959 toneladas de óxidos de nitrógeno (NOx)

- 4,146 toneladas de partículas suspendidas (PM10)

Estas cifras la convierten en una de las principales fuentes fijas de contaminantes criterio en la región. Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México, publicado en 2019, determinó que "las emisiones de la termoeléctrica de Tula representan hasta 30% de las partículas PM2.5 presentes en el aire del Valle de México en días de alta contaminación”.

Es por ello que diversas organizaciones ambientales han solicitado la sustitución gradual de combustibles fósiles por energías limpias en esta planta, o incluso su eventual cierre, para disminuir sus impactos en la calidad del aire de la zona metropolitana.

¿Pero hay algo que podamos hacer para bajar el nivel de exigencia que hacemos cotidianamente de electricidad? 

Podemos empezar por apagar las luces y los electrodomésticos cuando no los estés usando, desenchufa los aparatos electrónicos que no utilices y opta por bombillas de bajo consumo, que además de reducir tu pago bimestral, ayudará a que no sea tan intensiva la demanda de electricidad en el Valle de México.