La historia de
El Taquito comienza con el sueño de un pequeño negocio familiar, impulsado por el matrimonio de don Marcos Guillén y doña Conchita Rioja. En sus inicios, se establecieron en una modesta esquina de las calles del Carmen y Bolivia, en una pequeña recaudería.
Doña Conchita, apasionada de la
comida mexicana, convenció a don Marcos de vender chalupitas, pambacitos con mole, quesadillas y taquitos de guisado. Tal fue la aceptación que pronto dejaron de vender verduras para dedicarse a la gastronomía. En aquellos tiempos, la recomendación de boca en boca hizo crecer la fama de su comida por lo que decidieron rentar una finca para colocar mesas y sillas, dando origen al restaurante.
El abuelo, con buenas relaciones entre toreros de la época, atrajo a
personalidades del mundo taurino, quienes acudían a disfrutar de antojitos y carnitas que él mismo preparaba. Con el tiempo, la familia creció junto con el negocio. Sus tres hijos, David, Enrique y Rafael, se unieron al proyecto, consolidando aún más el éxito del restaurante en los años 30 y 40.
Por El Taquito han desfilado personajes del ambiente taurino, desde Rodolfo Gaona hasta Pablo Hermoso, o artistas de la talla de Dolores del Río, María Félix y “El Indio” Fernández. También lo frecuentaron figuras como la dinastía Azcárraga y don Jacobo Zabludovsky, quien se convirtió casi en parte de la familia.
Hoy, tras muchos años, la tercera generación, hijos de don Rafa, Marcos y Rafael, tomamos la estafeta, siguiendo la tradición y el amor por el servicio. Sin embargo, la complicada economía informal y otros desafíos han obligado a El Taquito a trasladarse a un nuevo domicilio en el sur, en Miguel Noreña 25, colonia San José Insurgentes, donde esperamos se avive la llama de la tradición y brille demostrando que El Taquito seguirá siempre vivo.