Una noche después, personas entraron al local de los Valeriano Chino y se llevaron productos y y quebraron las artesanías.
Luis Gabriel Valeriano, uno de los hijos del matrimonio, tiene su puesto, al lado del de sus padres. Él explica: “En estos días todos vamos invirtiendo, surtimos los negocios, para prepararnos para la temporada de Navidad”.
Luis Gabriel precisa que invirtió unos 200 mil pesos para la temporada que, dice, es la mejor del año; “todos pedimos créditos que vamos pagando en meses, todos le apostamos a esa temporada”, explica.
El escenario es poco alentador, todo está perdido. Lo peor: en estos días ningún turista se ha parado y, tal vez, no lo haga en varias semanas; “aunque vengan los turistas: ¿qué les ofrecemos? Nada”, dice.
El joven y sus compañeros tienen dos preocupaciones: una, el pago de sus créditos. “Esperamos que los bancos o a los que les pedimos nos den la oportunidad de pagarles en unos meses”.
La segunda: que sus proveedores no abusen en los precios; “ nosotros vendemos muchos cocos, pero ahorita con tanta huerta destruida va escasear.”
La única alternativa que ven es que el gobierno de Guerrero o el federal los apoye para volver a comprar mercancía, pero ningún funcionario se ha acercado.