EN EL ESTADO DE MÉXICO
En el Cerro del Chiquihuite no hay alerta sísmica, así es como le hacen cuando tiembla
(Foto: Rebeca Jiménez, El Gráfico)
ESTADO DE MÉXICO.- “Miedo y nervios” generó entre habitantes escuchar la alerta sísmica replicada por empresas en la zona del Cerro del Chiquihuite, en Tlalnepantla, donde “antes no se sentían los temblores, pero el del 7 de septiembre fue intenso”, señalaron vecinos de la zona donde tres días después se derrumbaron pesadas rocas, dejando atrapadas a tres personas, una joven fallecida y otra más lesionada.
Aquí no hay altavoces del C-5 que repliquen la alerta sísmica; sin embargo algunas empresas emiten el sonido que advierte que en unos segundos va a temblar en lo alto de la colonia Lázaro Cárdenas, tal como ocurrió este 19 de septiembre.
En punto de las 11:30 horas, bomberos y personal de Protección Civil del Edomex y de Tlalnepantla hicieron sonar las bocinas para alertar a la población a salir de sus casas.
La mayoría de vecinos optó por permanecer dentro de sus hogares, aunque más del 50 por ciento ya desalojó las viviendas que se ubican en un radio de 200 metros de alto riesgo de derrumbe. Los pocos que salieron, lo hicieron temerosos y junto a elementos de la policía estatal, GN y bomberos de Tlane; “dan nervios de que otras rocas del cerro se puedan desprender y caer sobre más casas”, señalaron vecinas en la calle Alpino Chamonix.
“El oír la alerta sísmica, me pone la piel chinita y se me olvida que sólo es un simulacro”, afirmó María.
Hasta este domingo, sumaron 153 familias registradas en las mesas de atención a damnificados por el deslave del Chiquihuite, quienes habitan en 49 predios Y donde por la madrugada se registraron nuevos deslizamientos, informaron autoridades de Tlalnepantla.
Entre ellas Carmelita, una abuela de 77 años quien con su trabajo limpiando casas, hace 49 años logró comprar un terreno en Excursionistas de Monte Everest, y con lágrimas tuvo que abandonar su hogar ante el riesgo de nuevos derrumbes.
“No soy paracaidista, compré mi terreno con mucho esfuerzo, por eso tengo más de 30 años con escrituras, pago impuestos como el predial, agua y luz”, señaló acompañada de sus nietas.
En tanto, en la llamada “zona cero”, sigue el trabajo de una retroexcavadora y una mano de chango.