EN HIDALGO
Historia de los jóvenes que buscaban trabajo y fueron masacrados en planta de cemento Cruz Azul
(Foto: Ricardo Pérez, El Gráfico)
HIDALGO.– Axel es una de las ocho personas que murió en la refriega de la planta de cemento Cruz Azul, en Tula, el pasado miércoles.
Su madre lo encontró en la plancha de una funeraria. Él y otros jóvenes acudieron ahí, engañados de que obtendrían un trabajo con sueldo de 250 pesos diarios.
Axel era un joven que buscaba vivir en pareja con su novia, aunque aún no cumplía los 20 años y quería mantener una casa.
Por eso, cuando un amigo le ofreció trabajo, no dudó en dejar por un tiempo a su pareja, familia y la casa del municipio de La Paz, en el Estado de México.
Blanca, su mamá, desconfiaba, pero el interés del joven para comprar “sus cosas” se impuso.
El martes, Axel se despidió, avisó que viajaría a Jasso, donde está la Cruz Azul, donde permanecería por 15 días o tal vez un mes.
Él y cerca de 80 jóvenes que abordaron 18 camiones en distintos municipios del Estado de México, llegaron el miércoles por la madrugada y cuando caminaban por el pueblo en silencio se encontraron con un grupo que los recibió con petardos y disparos.
Fátima, amiga de Axel, corrió en la oscuridad y logró salir hacia la carretera, donde habían abandonado los camiones.
Había niños, mujeres y hombres que también fueron llevados al lugar con la promesa de ser contratados en un trabajo que nunca existió. Ninguno llevaba armas, sólo mochilas o cobijas.
Quienes lograron llegar hasta las puertas de la cementera, no tuvieron la suerte de Fátima.
Ellos fueron alcanzados por los trabajadores de la fábrica, quienes ya hacían guardias desde diciembre, cuando otro grupo intentó tomar las instalaciones. Axel fue uno de ellos.
La madre de Axel se enteró de lo ocurrido por las noticias pero nunca pudo comunicarse con él.
Fátima sí le respondió y le dijo que él estaba desaparecido y debían buscarlo en los dos hospitales del pueblo.
Visitaron las clínicas, hasta que les recomendaron buscarlo en la agencia ministerial.
Blanca pensó que estaría detenido, pero no fue así. Frente a la plancha de una de las dos funerarias de Tula yacía el cadáver casi irreconocible de Axel.
Con él, suman tres los cuerpos que han sido identificados. Misael, hijo de uno de los socios de la cementera fue reclamado el miércoles por la tarde.
Además el cadáver de un joven habitante de Coacalco fue reconocido por su familia.
Otros cinco cuerpos continúan como desconocidos en los refrigeradores de las funerarias.