Deja de lado el festejo
La historia de la mujer que pasó el Día de las Madres en el Panteón de San Jerónimo Chicahualco
La señora Agustina aprovechó este 10 de mayo para visitar las tumbas de sus hijos
(Foto: Ximena García, El Gráfico)
METEPEC.– Mientras para la mayoría de las madres este 10 de Mayo se trató de risas, regalos, comidas familiares y diversión, para otras tantas fue el recordatorio de que ya no está quien les llamaba “mamá” y las tomaba de la mano como cuestión de vida o muerte sin importar su edad, fue la oportunidad para platicar con ellos más de cerca.
Para ellas, los restaurantes se cambian por flores de panteón y una ardua jornada para embellecer el último hogar de sus hijos.
Así es la historia de Agustina, una mujer de 74 años que ha enterrado a dos de sus hijos, lo que la dejó “medio muerta en vida”, sollozando por sus retoños, y tratando de reconstruir, todos los días, su sonrisa para los que le sobreviven.
DOLOR DE MADRE
Madre de cinco, porque aunque no estén dos los crió y ama, se apura a llegar al Panteón de San Jerónimo Chicahualco, llega ya con cubeta en mano y en la otra el monedero listo para comprar unas flores que puedan darle vida al sepulcro.
Sus lágrimas ya no corren por sus mejillas, las lleva en el alma, las demuestra con la mirada, con su andar pausado, con los suspiros que arroja mientas platica con el viento, esperando que le lleve sus palabras de amor a los dos hombres que engendró y que ya no viven para sostener su alma.
“Mi hijo cumplió un año el mes pasado, él vino de Estados Unidos a morir a su tierra, ya na más me duró un año, vino muy mal... duró 16 años por allá, le dio diabetes y enfermedades renales, ya nada más me duró un año y un mes y para mí fue muy duro perder otro hijo”, relató mientras lavaba las tumbas, nunca en silencio, pues tiene fe en que su voz le dé paz al alma de sus hijos.