SIN TEMOR
La presa El Ángulo escurre y vecinos no se van del lugar pese al peligro ¿por qué?
La presa El Ángulo ya fue reforzada y escurre, pero ellos se mantienen ahí sin temor a nada
(Foto: Arturo Contreras, El Gráfico)
CUAUTITLÁN IZCALLI. –Para las señoras Susana y Esperanza no es fácil cambiarse de casa a otro lado, pues han echado raíces en la colonia Ejidal San Isidro. A pesar de vivir a orillas de la cortina de la presa de El Ángulo, afirman que se mantendrán firmes y esperando que no se reviente.
Para Susana, quien habita desde hace 15 años una vivienda localizada en la calle Recursos Hidráulicos, no es opción buscar un nuevo hogar, ya que ahí decidieron invertir para construir y la situación económica actual no les permitiría tener otro espacio.
En fechas recientes, con las fuertes lluvias que han ocurrido y que derivaron en la apertura de compuertas por parte del gobierno municipal para realizar desfogues controlados, el agua de la presa de El Ángulo comenzó a correr por el patio de su casa, filtrándose en un pequeño orificio en uno de los pilares de la cortina.
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A pesar de ello, el líquido no se metió a su casa y únicamente ha dejado que escurra hasta terminar en la calle, continuando con sus actividades normales, colgando su ropa para que se seque en un mecate sostenido entre su casa y uno de los pilares que fueron colocados hace tres años por la Comisión de Aguas del Estado de México (CAEM) para reforzar la cortina de la presa, la cual tiene alrededor de 100 años de antigüedad.
Teníamos dos años sin que escurriera tanto, vinieron los de CAEM, construyeron ese pilote y se fueron. No taparon el hoyo porque es mejor que se quedara así para drenar el embalse. De hecho, hasta ellos me echaron el cemento porque no estaba así, esto era pura tierra y ahora ya tengo patio”, contó Susana.
Esperanza lleva 30 años viviendo ahí, a tres casas de Susana. Llegó con sus dos hijos proveniente de Oaxaca y ahora vive sola.
“Si ya nos toca, ni modo. ¿Ya qué hacemos?, nunca nos ha tocado que se reviente, sólo el agua en las calles. No entra a mi casa porque está alto aquí, a otros vecinos sí se les mete. Yo nunca me he salido, pero si vienen y me pagan una cantidad por mi casa, pues sí me salgo; no es fácil salirme. Son 30 años de vida y mi casita nos costó mucho trabajo”, dijo Esperanza.
300 casas fueron dañadas en 2017 por el desborde de la presa que sobrepasó su capacidad en dos ocasiones
EL DATO
Las veces que se ha desbordado la presa afecta a los municipios de Atizapán y Cuautitlán.