GRAN CORREDOR ÉLITE
José Salvador Miranda, el atleta olímpico que conquistará el Maratón de la CDMX
José Salvador Miranda, el atleta olímpico que conquistará el Maratón de la CDMX (Foto: Carlos Eduardo Ortiz, El Gráfico / Instagram)
CIUDAD DE MÉXICO.- La pista está en su apogeo, por aquí y por allá se observa a varios corredores entrenarse con ahínco para el futuro reto deportivo que les depara, competitividad y gozo es lo que se siente en una soleada pero fresca mañana en el ambiente de la Villa Olímpica de Ciudad Universitaria.
Él se aproxima, con una técnica eficaz en su trote por la pista que lo deja por algunos segundos sin aliento, pero su recuperación es rápida, ha preparado a su cuerpo durante años para las carreras más exigentes que un deportista pueda enfrentarse, y ahora sabe que este entrenamiento es clave para cumplir con el desafío que se aproxima a la metrópoli; finalizar los 42 kilómetros del Maratón Internacional de la Ciudad de México 2022.
Un atleta comprometido, pero sobretodo una persona que ha cumplido todos sus sueños que se ha propuesto en la vida, así es como José Salvador Miranda, de 51 años, deportista élite de alto rendimiento de atletismo de medio fondo y exatleta de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 se define como ser humano.
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Entrenador actual del equipo de atletismo del Tecnológico de Monterrey, su afanoso arte de correr pistas con obstáculos lo ha llevado consagrarse como uno de los deportistas mexicanos más reconocidos en el atletismo, su perseverancia en su disciplina le ha permitido poner en alto el nombre de su patria en el extranjero; en el 2001 tomó parte en el Mundial de Atletismo de Edmonton, Canadá; ha participado también en los Juegos Panamericanos y del Caribe: en 1998 en Maracaibo, Venezuela, consiguió presea de oro; en 2001 en Salvador, subió al podio con medalla de plata, y para 2006 en Cartagena, Colombia, fue de los corredores con mejor tiempo.
Por si formar parte de los Juegos Olímpicos y Panamericanos no fuera suficiente, José Miranda también ha sido nueve veces campeón nacional de atletismo; actualmente posee un récord nacional el cual logró en 1999 por hacer un tiempo de ocho minutos con 42 segundos en una prueba de fondo de 3000 metros con obstáculos, y un récord mexicano que alcanzó en el 2000 al obtener un tiempo de ocho minutos con 25 segundos y 69 centésimas; ambas proezas no han sido superadas desde hace 22 años.
“Desde niño siempre fuí muy activo, salía a jugar mucho a las calles con mis amigos, cuando vivía en el Eje Central, en la calle de Panamá de la colonia Portales, y fue en la primaria cuando gané mi primera carrera, en ese entonces no sabía nada de lo que era el running”.
Tras su primera victoria deportiva cuando aún era un infante, este experto de la pista rememora que hubo un tiempo en el cual no pudo entrenarse en el arte del correr, por lo que incursionó en otras disciplinas, las cuales no le dieron la satisfacción y libertad que le proporcionaba el atletismo.
“Al entrar a la secundaria ya no tuve la oportunidad de seguir corriendo, en parte porque no tenía a nadie quien me enseñara, pero me gustaba estar activo, por lo que en un tiempo practiqué fútbol, americano, natación e incluso judo, un niño que quería probar de todo.”
Su suerte cambiará al iniciar sus estudios en el CCH Naucalpan, ya que por la misma necesidad de querer estar activo, José decide que es tiempo de complementar su formación académica con un trabajo, y por azares del destino, el que halló lo devolvió al deporte que más ama.
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“Conseguí un trabajo en una imprenta, un taller de serigrafía donde elaboraban playeras promocionales para las carreras. El dueño del lugar corría también, le comenté que a mi también me gustaban las carreras, y al principio no me creyó, pero después me inscribió a una, y la gané sin ni siquiera entrenar, fue en ese momento que él empezó a apoyarme”.
Fue gracias a esta primera ayuda que José pudo continuar desarrollando su técnica, lo que le otorgaría la oportunidad de tomar parte en su primera competencia internacional.
“El dueño del taller se impresionó mucho cuando gané la carrera de 5 kilómetros, ya que hice un tiempo por debajo de los 18 minutos, gracias a eso, él me dio las facilidades para seguir entrenando, como el también era corredor sabía de qué se trataba esto, así que me consiguió un entrenador, José Eduardo Maravilla, con quien estuve entrenando año y medio. Cuando Eduardo ya no podía entrenarme, porque se iba a ir a Querétaro, él me recomendó con un entrenador de la FES Acatlán, José Guillermo Estrada, quien llevó casi toda mi carrera deportiva”.
En 1990 y con su nuevo coach apoyándolo en todo momento, este joven atleta, de ya de 18 años, logra clasificar para los Campeonatos Centroamericanos y Juveniles de Cuba, en donde su trabajo duro y disciplina lo llevaron al podio.
“Para ir a Cuba tuve que sacar un permiso especial de la Sedena, ya que en ese momento me encontraba realizando el servicio militar, me dieron el permiso y en la competencia, la cual fue la primera a nivel internacional, conseguí el tercer lugar en la prueba de 3 mil metros con obstáculos, desde entonces he participado en varias”.
Una disciplina de hierro, estabilidad en su vida familiar y muchas oportunidades laborales, es lo que este atleta consagrado responde ante la interrogante ¿qué te ha dejado el atletismo en tu vida?
“Estudié la licenciatura en Matemáticas aplicadas y computación en la FES, pero el deporte me ha dado la oportunidad de ejercer como entrenador en muchas partes, como en el municipio de Cuautitlán Izcalli y en la Secretaría de Marina, donde me contrataron para que los representara como corredor, después ahí mismo realicé labores de logística en el equipo de atletismo. Actualmente entreno a los estudiantes del Tec de Monterrey; gracias a mi trayectoria deportiva he conseguido todos esos trabajos”.
Que no descuiden sus estudios por el deporte y que tengan una vida equilibrada con su familia y amigos, es como este atleta de élite instruye a sus pupilos para que logren sus metas profesionales y deportivas en su porvenir.
El desafío que pronto se le presentará en la gran urbe capitalina cobra un especial significado para Salvador Miranda, ya que para este domador de carreras será la antesala de otros retos que desea superar en los meses venideros.
“A partir de mis 45 años me hice una promesa de correr un maratón al año, ya es para mi una tradición. El Maratón de la Ciudad de México es especial en esta ocasión, ya que es una preparación para otro maratón que correré en noviembre, el Big Bear”.
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José se refiere al REVEL Big Bear, un desafío de 42 kilómetros que se lleva a cabo en las emblemáticas montañas de San Bernardino, California, donde el trayecto que deben finalizar los corredores es sólo cuesta abajo, una proeza que solo los más experimentados pueden realizar.
El reto deportivo que se avecina en la CDMX también será para Miranda su primera oportunidad para correr a lado de uno de sus estudiantes más destacados en el mundo de los carreras, ya que en la contienda capitalina de 42 kilómetros, Víctor Solís Garavito, joven runner de 34 años que en el 2017 rompió un Récord Guinness por haber finalizado una maratón con el tiempo más rápido vestido de estrella, estará a su lado para brindarle el apoyo, la compañía y los ánimos que todo deportista en un momento necesita para continuar con su proeza.
“Ya son 10 años de conocernos y este maratón que correré con Víctor es una forma de celebrar el tiempo que llevamos entrenando juntos, por lo que lo hace más especial.”
Mantener el equilibrio con la familia, seguir ayudando a que sus alumnos se conviertan en jóvenes promesas del atletismo y seguir preparándose con disciplina férrea para más maratones nacionales e internacionales, es lo que sigue después de este maratón para este experimentado corredor, quien ya tiene una agenda apretada en este increíble arte de poner un pie al frente del otro y moverse con velocidad vertiginosa para alcanzar la meta.
“Tenía el objetivo de correr el Maratón de Boston con Víctor, y gracias a un maratón que corrí en junio en Denver, logré clasificar; en noviembre correré Big Bear y en abril será Boston. El hecho de poder pararnos juntos en la línea de salida y encontrarnos y darnos un abrazo en la línea de meta, es un gran logro que quiero alcanzar.
El maratón se sufre, pero hay que saberlo sufrir, hay que saberlo sentir, es un gran reto y una buena meta a cumplir, y cuando se cumple, te genera cierta vivencia que la prácticas también en tu vida familiar, laboral y social. Si pudiste con este reto, los demás que se presenten en tu vida serán más fáciles de lograr.”
(Fotos: Carlos Eduardo Ortiz, El Gráfico / Instagram)
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