EN EL EDOMEX
Mejoran a las Nochebuenas en Chapingo, pese al Covid-19
(Foto: Ignacio Ramírez, El Gráfico)
Desde hace más de 20 años, la catedrática María de los Ángeles Rodríguez Elizalde ha visto florecer 13 nuevas variedades de la euphorbia pulcherrima, nombre científico de esta flor.
A lo largo de estas dos décadas sus experimentaciones han adelantado a la UACh en la carrera por recuperar la ventaja ante empresas internacionales, que llevan mano en la venta de semillas, pese a ser una flor de origen mexicano.
“Graciela” y “Gabriela” fueron las dos variedades que los investigadores de Chapingo obtuvieron a partir de cruzas de especies endémicas y registraron en 2019, justo antes de que la pandemia lo detuviera todo.
“Durante la pandemia nos afectó mucho el ataque de plagas, la Nochebuena todo los días hay que estar revisándola. Por la pandemia estuvieron cerrados los negocios de agroquímicos, la Universidad estuvo cerrada”, contó la Doctora en Fitotecnia.
“Aunque los invernaderos estuvieron abiertos, al estar en confinamiento se redujo el personal y los alumnos no podían venir a hacer la cruzas, no teníamos mano de obra calificada y teníamos que venir nosotros personalmente porque no íbamos a dejar perder años de investigación”.
Con la reapertura de la Universidad, tras casi dos años de confinamiento, los especialistas retomaron sus experimentaciones y lograron reunir los requisitos para registrar dos nuevas variedades (Ángel y Súper Te), cuyo trámite está en proceso.
Además, concretaron un convenio con productores de Cuautla, Morelos para poner a la venta la variedad “Anna”, que se distingue porque la mitad de cada hoja es color verde y la otra mitad, blanca.
“Este año ya la están comercializando para probarla en ventas, es un variedad que se produjo aquí por el grupo de trabajo de la Universidad Autónoma Chapingo, es un orgullo que sea una variedad mexicana producida aquí”, presumió la especialista.
“Con ello el minaríamos de tajo el pago de las regalías a las empresas extranjeras, los ‘royalties’, y los productores tendrían derecho de poderlas propagar”.
Cada nueva floración de la Cuetlaxóchitl (flor de cuero en náhuatl) es resultado de 5 años de experimentación, 15 de investigación y un costo de 100 mil pesos tan sólo para su registro ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.