Más Información
En varias ocasiones, trató de acordar con ella el gasto que daría para la manutención del niño, y la forma de convivir con él, pues le dolía estar apartado de su hijo. Nunca terminaron por entenderse.
En la primera sesión, el mediador guío el encuentro, se destensó el encono y los llevó hacia las proposiciones: Raúl planteó el monto de la pensión alimenticia para el niño, así como su pretensión de convivir con él sábados, unos días festivos y vacaciones.
Antes que otra cosa, Raquel pidió que se estableciera para ella en el convenio la guarda y custodia del menor de edad.
Con esas posiciones concluyeron la primera sesión, y para una segunda sólo precisaron y ajustaron fechas y método de pago, régimen de visitas y convivencias.
Convencidos de que lo que asentarían en el convenio de mediación era lo mejor para el pequeño Roberto, ambos firmaron el documento, y luego agradecieron al mediador familiar, pues ambos reconocieron que no hubiera sido posible un arreglo entre ellos sin un tercero imparcial que los guiará.