Invasión asiática en el Centro Histórico de la CDMX ¿cómo sucede?

Hoy en el Centro Histórico (CH), para el comercio y sus habitantes, resulta muy difícil evolucionar, cimentar un futuro o por lo menos mantenerse, y si no se conoce su historia y, así lo dice el adagio, se está condenado a repetirla.

Ya una vez en el pasado, advierte la metáfora, “nos vendieron espejitos, por oro y tierras”.

Ahora, en nuestro CH, nos están vendiendo baratijas por inmuebles y espacio público, donde la economía y el dinero fluye hacia quienes no comercian con capitales, sino con favores, poniendo así la ley a su favor y no para proteger al comercio local, que ahora para producir necesita sortear toda una larga lista casi imposible para obtener permiso de quien no produce nada.

Lee también: Autoridades apoyan formalidad en comercios del Centro Histórico ¿por qué?

Los nuevos conquistadores del CH se están enriqueciendo por el soborno, por influencias, más no por su trabajo, pues la omisión y discreción es bien recompensada.

Al desmedido crecimiento del comercio informal, con su impunidad y competencia desleal; a la delincuencia organizada, con su extorsión y cobro de piso, ahora se suma, la invasión asiática que inunda nuestras calles con baratijas desechables.

Nadie se niega a la inversión extranjera si esta fuera equitativa, pero cuando esta supuesta “inversión” te desplaza y solo nos vende de todo y no es recíproca, al no comprarnos nada, llámese mano de obra, materia prima, entre otros rubros, entonces no es un comercio justo. Y esta es la realidad en nuestro CH.

Si no queremos ser la tercera, cuarta o quinta línea de la economía del CH o que se desvanezca nuestra identidad, así como perder nuestro patrimonio cultural y que se convierta en bodegas, deberíamos reconsiderar nuestra relación y contribución con nuestro Gobierno. *Representación zona norte CH