DE LOS DIOSES
Pulque: La ancestral bebida ya es Patrimonio Cultural de la CDMX
Tiene sus raíces en las ceremonias prehispánicas
Foto: (Especiales)
En un histórico reconocimiento a una de las bebidas más emblemáticas, el Gobierno de la Ciudad de México ha declarado el proceso de elaboración del pulque como Patrimonio Cultural Inmaterial. Esta decisión, oficializada el 2 de octubre de 2024 en la Gaceta Oficial, marca un hito en la preservación de una tradición milenaria que ha sobrevivido más de 2,500 años de historia.
El “chamaquero” o "bebida de los dioses" tiene sus raíces en las ceremonias prehispánicas, donde su consumo estaba reservado para sacerdotes, guerreros, ancianos y nobles.
A pesar de enfrentar prohibiciones durante la época colonial y sufrir un largo periodo de desprestigio social, esta bebida fermentada ha persistido como un elemento fundamental de la identidad mexicana.
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En un comunicado, la Secretaría de Cultura local recordó que el proceso de elaboración del pulque es un testimonio vivo de conocimientos ancestrales transmitidos de generación en generación, que comienza con la capa o partida del maguey, seguida por un cuidadoso proceso de reposo y limpieza.
El paso crucial es el raspado para extraer el aguamiel, que posteriormente fermenta en recipientes especiales dentro de espacios conocidos como tinacales.
En esta tradición, cada participante tiene un rol específico y un nombre que honra su labor:
- El tlachiquero o tlachiquera: maestro en el raspado del maguey
- El valedor o valedora: aprendiz del oficio
- El mayordomo del tinacal: especialista en la fermentación
- El pulquero o pulquera: responsable de la producción, distribución y venta
Foto: (Especiales)
Una Tradición Viva
Actualmente, esta práctica ancestral se mantiene viva en 24 pueblos distribuidos en nueve alcaldías de la Ciudad de México, desde San Bartolo Ameyalco en Álvaro Obregón hasta San Francisco Tlalnepantla en Xochimilco. En estos lugares, las comunidades preservan no solo la técnica de elaboración, sino también los rituales que conectan la espiritualidad con la naturaleza.
El decreto de protección abarca tanto el proceso de elaboración como las herramientas tradicionales utilizadas: el cuchillo, el partidor, el castrador, la jícara, el tinacal y el acocote. Esta declaratoria representa un paso crucial para salvaguardar no solo la bebida en sí, sino todo el patrimonio cultural que la rodea, incluyendo los conocimientos, prácticas y comunidades que han mantenido viva esta tradición milenaria.