Se cumplen 5 años de sismo mortal en CDMX y 17 familias aún esperan reconstrucción de edificio

CIUDAD DE MÉXICO.- Para Alberto Neri, la odisea no acaba. Han pasado cinco años y en la calle de Morena 607, en la colonia Narvarte, solo hay un predio vacío y tapiado. 

Ahí se erigía el edificio donde vivía el día que sacudió a la ciudad el sismo del 19 de septiembre de 2017. 

Alberto, su familia y otras 16 más ya no pudieron regresar a su hogar, pues el inmueble había sufrido serios daños.

En este 19 de septiembre de 2022, Alberto aún tiene la esperanza de que muy pronto comience la obra que levantará otra vez un edificio en el que tendrá un hogar. 

Pero se ha enfrentado a trámites, estudios, papeleo, nuevos planes que han frenado su regreso a casa por años.

Su lucha ha sido continua, sin desistir un solo momento para recuperar el inmueble; el economista de profesión se convirtió en el administrador del edificio y representa a todos sus vecinos.

Cada 15 días, como hace ya mucho tiempo, sigue acudiendo a las juntas con autoridades del Gobierno de la ciudad.

Su caso, dice, es como el de otros afectados que aún no tienen solución a su problema de haber perdido su morada.

“Al comenzar el problema, me di cuenta que (los damnificados) se estaban reuniendo en la explanada de la delegación Benito Juárez y ahí encontré a algunos que estaban en la misma situación”, cuenta Neri, sobre la forma en que se convirtió en luchador activo. 

Y ha sido testigo, incluso, del modo en que esas organizaciones civiles, vecinales se han seccionado, fracturado por diversos criterios y puntos de vista encontrados. 

Ha pasado también por mucha burocracia, muchas trabas, su edificio estuvo desocupado durante tres largos años, entre estudios y proyectos, y apenas hace dos, comenzó a recibir un apoyo para rentar de 4 mil pesos. 

Pero él, hace tiempo que vive con familiares, sin contar que la suma solo sirve de complemento para una pequeña renta, la cual hoy también desembolsa para guardar sus pertenencias.

A diferencia de muchos damnificados, que recibieron apoyo de alguna fundación en el primer año o segundo año, y que regresaron a sus viviendas nuevas o rehabilitadas hace ya varios años, ellos siguen en espera de que se desate el cúmulo de asuntos que traban el proyecto de su edificio.

“Ha sido un proceso muy complicado,  ha habido muchos cambios en los planteamientos por parte del gobierno, originalmente se propuso rehabilitarlo (el edificio), no demolerlo y para ello se hicieron múltiples estudios y se hizo un proyecto de rehabilitación”, explica con detalle Alberto.

Pero el gobierno de Claudia Sheinbaum cambió el juego. Y lo ganado con su intensa batalla  casi se perdió. Había que hacer que la obra no corriera solo a cargo del recurso gubernamental, sino que recuperara algo más con la construcción de más niveles, nuevo requisito de la reconstrucción. Para Alberto Neri, fue como volver a comenzar.

Pero ni él ni sus vecinos sucumbieron. Aún así aceptaron el nuevo proyecto de la redensificación. Todo parecía tomar un nuevo arranque y al mismo tiempo una nueva esperanza, pero otra vez en el proyecto ha habido otro freno: se está proponiendo hacer ajustes que reduzcan aún más el costo de construcción.

Para Alberto, no obstante, según su sentir y el de su familia, aún hay un destello de esperanza, pero en el fondo le preocupa que una obra de esa magnitud dure hasta dos años, los mismos dos que le faltan a este gobierno… pero los trabajos ni siquiera han comenzado.

Así, admite frustración pues han pasado ya cinco años; “¡no esperábamos que durara tanto este proceso!”, y él mismo parece suplicar, “...si la obra inicia, al menos que sí la concluyan”.