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Basta un par de horas para que el organismo resienta ciertos síntomas iniciales, asegura Silva García, como tos, irritación de ojos y garganta, hasta algunas más severas como, asma, bronquitis y neumonías.
El aire denso que se respira, principalmente de la emisión de los contaminantes de los autos y fábricas, afecta también la fertilidad con abortos espontáneos y malformaciones congénitas.
Los contaminantes, al ser muy pequeños, se adhieren fácilmente al organismo cuando la población realiza sus actividades diarias, explicó la doctora Silva.
Aunado a la mala calidad del aire, los capitalinos viven con temperaturas superiores a los 30 grados Celsius, lo que intensifica aún más los síntomas presentados por las altas concentraciones de ozono.
Algunas medidas que recomienda la especialista para resarcir el impacto al organismo es utilizar el cubrebocas, no caminar en “horas pico”, viajar con las ventanas cerradas, y evitar conglomeraciones.