Con letras de oro movimiento de 1968
Siguen “crímenes abominables”, denuncia Enrique Graue en la Cámara de Diputados
A 50 años de la masacre, en México se vive con más violencia e inseguridad, advirtió el rector de la UNAM
(Foto: Juan Carlos Reyes y Lucía Godínez, El Gráfico)
Por A. Canchola y H. Jiménez
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, aseguró que, a 50 años de la masacre en contra del Movimiento Estudiantil de 1968, México no está exento de “crímenes abominables” en los que las autoridades actúen sin dejar vacíos en las explicaciones.
En la sesión solemne por el 50 aniversario del Movimiento Estudiantil de 1968 en la Cámara de Diputados, se develó la inscripción “Al Movimiento Estudiantil de 1968” en letras de oro en el Muro de Honor del salón de sesiones. Se escucharon “¡Goya!” y “¡2 de octubre no se olvida!”.
Diputados de Morena realizaron un conteo por los 43 normalistas desaparecidos de Iguala, Guerrero, en 2014 y reclamaron justicia.
Más tarde, en la máxima tribuna de la nación, el rector Graue también resaltó que el movimiento fue un grito de rebeldía contra el autoritarismo y la represión de un Estado insensible al cambio.
RECONOCIMIENTO. “Ese México que levantó la voz, esos jóvenes golpeados y perseguidos, esa sangre derramada, esos presos a los que injustamente se les acortó su vida en libertad; todas esas muertes atroces, todas esas luchas ciudadanas posteriores se los agradecen y reconocen”.
Durante su discurso, los asistentes a la sesión solemne gritaron “¡Fuera porros de la UNAM!” y el “¡Goya!”, a los que Graue Wiechers respondió: “Sí, claro, fuera. Fuera porros de la UNAM. Sí, claro que sí, claro que sí. Goya, Universidad”.
“A 50 años de aquel entonces, no estamos exentos de crímenes abominables que no han tenido explicación satisfactoria. Y también sabemos que vivimos inmersos en una sociedad con mayor violencia e inseguridad. Nos seguimos sintiendo indefensos ante ello”, pronunció.
El director del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Mario Alberto Rodríguez Casas, sostuvo que la lucha del Movimiento Estudiantil de 1968 sentó un precedente que ahora obliga a las instituciones académicas a formar mexicanos integrales que contribuyan al bienestar del país, y al gobierno a mantener su legitimidad.
En el Senado, en el primer balcón del salón de plenos se develó en letras doradas la leyenda “Movimiento Estudiantil de 1968”, como un homenaje a los caídos el 2 de octubre.