EN LA CAPITAL DEL PAÍS
La unión hizo la fuerza en el Multifamiliar Tlalpan, todo esto pasó tras el sismo de hace 5 años
La unión hizo la fuerza en el Multifamiliar Tlalpan, todo esto pasó tras el sismo de hace 5 años (Foto: Beatriz Jasso, El Gráfico)
CIUDAD DE MÉXICO.- En el Multifamiliar Tlalpan, parece como si no hubiera pasado nada en cinco años, el ritmo de la vida se siente en sus andadores y pasillos, sus habitantes vienen y van.
Esos edificios de una gran blancura, recién pintados hace poco, están ya atravesados por anchas cruces de acero y en medio de todos, ahí se erige uno diferente a todos, el 1C, el inmueble que se vino abajo con el temblor de 2017, un 19 de septiembre, con su leyenda de lucha.
Para Marisol Arriaga Lara, habitante del conjunto urbano y habitante del 3C, recordar todo lo que han vivido ella y sus vecinos, le aviva un fuego interior en el que se descubre que ha pasado mucho tiempo defendiéndose, combatiendo, rechazando con firmeza. Y así ha sido este lustro.
"Cuando recibimos los departamentos quedaron varias cosas pendientes, de un inicio no del todo estuvo resuelto, las cuestiones de las empresas (constructoras), como acabados y temas al interior del edificio para un funcionamiento al 100%", explica la maestra de primaria y pedagoga.
Marisol cuenta que hace dos años entraron por vez primera a sus viviendas, luego de tres años de reconstrucción tras los daños que sufrieron los edificios que, en agosto de este año cumplieron 65 años.
Asegura que su regreso fue forzoso, por necesidad y explica que ellos no querían volver hasta que las empresas les cumplieran los acabados, los cuales estuvieron a cargo del gobierno de Claudia Sheinbaum, como una segunda fase de la reconstrucción.
Fue la pandemia lo que los hizo aceptar volver a regañadientes, pues no tenían ya más tiempo para resguardarse del Covid en sus viviendas.
Lo único que ahora la consuela de todo esa pugna de años con el gobierno, son dos cosas: una es que ahora sí se siente segura en esas cuatro paredes que son su hogar.
(Fotos: Beatriz Jasso)
Y es que el Multifamiliar fue construido hace más de seis décadas bajo un Reglamento de los años 30 en el que ni siquiera obligaba a castillos entre paredes.
Hoy todos estos inmuebles tienen reforzamiento desde el sótano, hasta el quinto piso, donde habita Marisol.
La otra cuestión y que resulta como un gran regalo que floreció desde el segundo día de la tragedia en el Multifamiliar, ha sido la capacidad de organización que desarrollaron ella y todos sus vecinos.
Si hay algo que dejó como lección septiembre de 2017, dice Marisol, es haber sabido enfrentar la situación, a un gobierno indiferente sin quebrarse, sin echar un paso atrás, sin recibir dádivas, sin caer en la seducción partidista.
“Nada se puede prever sobre un fenómeno natural y nunca vamos a estar preparados emocionalmente en ese momento, pero lo que sí se pudo enfrentar después fue la indolencia”, explica.
Con este sentido claro, los afectados se reconocieron con el mismo problema, se agruparon y ya no se soltaron.
Así fue naciendo la Asamblea del Multifamiliar Tlalpan, formada por iguales, que se reunían diariamente en la iglesia de la colonia, y para encarar a las empresas y hacerse fuertes recurrieron a las habilidades de los vecinos, a sus profesiones y formaron comisiones de ingenieros, arquitectos, abogados, que defendieron la recuperación de sus inmuebles.
A un lustro, de esa Asamblea a Marisol le queda toda la satisfacción, aunque la pandemia vino a interrumpir su ritmo, su interés en los problemas cotidianos, y hoy buscan reintegrarla, impulsar una vez más sus bríos.
A pesar de todo lo logrado y sus viviendas reconstruidas, ella reconoce que la herida sigue fresca porque hubo mucho sufrimiento, familias divididas, adultos mayores que se fueron antes, afectados por la depresión, parejas y familias que se tuvieron que ir, rentas que tuvieron completar en lugares alejados, muchos problemas económicos que aún persisten y, finalmente, ese miedo que no se ha ido.
“Siempre va a estar el hecho de que suene la alerta y pues eso da mucho pánico, todavía no está superado el trauma y cuando suena se mueven muchas cosas, muchos recuerdos”, dice Marisol.
A cinco años de la tragedia, ahí están de vuelta los edificios ya firmes, en los pasillos hay risas, voces, un ir y venir, pero el dolor aún resuena fuerte.
"Esta tragedia también nos deja lecciones, de pronto le toma uno mucho aprecio a lo material, pero cuando te encuentras sentado en la calle, te das cuenta de otras muchas cosas”, finaliza Marisol.