Casero e inquilino se pelean ¿lo arreglaron a golpeas o palabras?

Roberto rentó a Juan su casa, la cual es utilizada por su inquilino como vivienda y oficina.

Todo marchaba bien hasta que Juan notó variación en la luz.

La situación se agravó, al grado que había periodos sin energía. Por ello, pidió a su casero una solución.

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Roberto tardó en ir, lo que orilló a Juan, incluso, a salir a trabajar varias veces a un café internet.

Cuando por fin el casero acudió con un electricista, Juan estaba fuera de casa y les negó el permiso para entrar, dada la documentación confidencial del trabajo que tenía en el inmueble. Después de dos vueltas en vano con el electricista, Roberto decidió ingresar, pues la caja a revisar estaba en el patio; esto enfureció a Juan, y ante sus reclamos, Roberto le dijo que “pa’ pronto”, mejor desocupara en el plazo de un mes.

Como Juan no desocupó, alegando que quedaba medio año de contrato, Roberto acudió al servicio de mediación que brinda el Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la CDMX, a fin de firmar un convenio que pusiera fin al contrato.

Juan aceptó y acudió al CJA en el ánimo de no oponerse a desocupar, sólo a contar con plazo para salir.

En la primera sesión, el mediador civil los invitó a dialogar. Roberto expresó que su decisión de terminar de manera anticipada el contrato había sido por la actitud de Juan.

Juan ofreció una disculpa a Roberto por las dos ocasiones en que no estuvo, a pesar de que sabía que iría con el electricista, y se dijo dispuesto a desocupar, pero pidió dos meses de plazo para hacerlo.

Roberto aceptó, y en esos términos firmaron el convenio de mediación, cuya fuerza legal es la de una sentencia. Aunque no quedaron en los mejores términos, ambos reconocieron que es mejor un buen convenio que un juicio de desalojo.